19-04-2024
"La clase que nos debemos"
Por Carlos A. Sortino (*) @CarlosASortino

Dec铆amos en un art铆culo anterior (Ver "Todos nuestros l铆mites son pol铆tico-ideol贸gicos") que no hay manera de batallar contra la ideolog铆a dominante sin ordenar una voluntad colectiva pol铆tica e ideol贸gicamente construida, despojada de esencialismos clasistas. 

Ellos, los que gobiernan, la tienen m谩s f谩cil: su sentido pr谩ctico les dice que se ejerce el poder cuando se administran los propios intereses econ贸micos y hay conciencia de clase. S贸lo necesitan organizarse en "equipo" y crear una marca potente.

Ellos saben tambi茅n que para gobernar el Estado, desde adentro o desde afuera del gobierno, hay que trascender los l铆mites del puro y bruto ejercicio del poder, que para ello es necesaria la producci贸n material de un orden social que legitime sus imperativos materiales e ideol贸gicos, que esa hegemon铆a se construya y se sostenga con la instalaci贸n de un discurso del orden alterador de signo, significado y significante, que articule con los medios masivos (las llamadas "redes sociales" tambi茅n lo son) para lograr una argamasa que sistematice la sensaci贸n general de invulnerabilidad de su poder instituido. 

Porque el "concierto capitalista" no es s贸lo dominaci贸n econ贸mica. Su complejo institucional, llamado Rep煤blica o Monarqu铆a Parlamentaria, fue ideado y materializado como constituci贸n y soporte de: a) un orden jur铆dico que legaliza el control oligop贸lico de la econom铆a; b) una organizaci贸n pol铆tica que subordina las necesidades y expectativas del pueblo a los intereses de ese oligopolio; y c) un sentido com煤n estructurado para naturalizar aquel control y esta subordinaci贸n. 

Para traducir todo esto a nuestra vida cotidiana, s贸lo hagamos la prueba de traer a nuestra memoria todo lo que han dicho y dicen los funcionarios de este gobierno y todo lo que han publicado y publican los grandes medios (replicado hasta el hartazgo por las "redes sociales"), despoj谩ndonos de todos los prejuicios posibles e intentando hacer una an谩lisis racional de todo ello, es decir, confrontar ese "relato" con la realidad palpable en el barrio de cada uno. 

Es por eso que sigue firme la idea de que la ideolog铆a dominante es la ideolog铆a de la clase dominante, como supo sintetizar Marx a mediados del siglo 19. Porque as铆 funciona desde siempre la humanidad. Cambian los actores, cambian las tecnolog铆as, cambian los modos de producci贸n y distribuci贸n de la riqueza. Pero aquella condici贸n humana se mantiene inalterable. Y el sentido com煤n viene a ser su vulgata, el motor cotidiano de las conductas sociales (Ver, por ejemplo, "Las pol铆ticas de Estado como clausura ideol贸gica", o "El Estado como bombero del Mercado"). 

Acaba de ser nombrado un tal Marx. Olvidemos sus negativas connotaciones, inyectadas en nuestro "sentido com煤n" a trav茅s del mismo procedimiento descripto l铆neas arriba. Es tan s贸lo uno de los tantos intelectuales que han sostenido y siguen sosteniendo exactamente lo mismo, con mayor o menor intensidad, pero que no son tan famosos como 茅l. Ni siquiera es el autor intelectual del concepto de "clase", que es el motivo de este breve ensayo. 

Contra lo que el "sentido com煤n" esgrime sobre el marxismo, no hay una clase "dominada", sino amplios estratos sociales subalternos, con un factor que los unifica: su posici贸n econ贸mica. Pero sin "conciencia de clase", factor que los diversifica. La clase dominante, en cambio, est谩 constituida tambi茅n por su posici贸n econ贸mica, pero tiene conciencia de ello y por eso, precisamente, domina. 

As铆 las cosas, la cuesti贸n de la conciencia pol铆tica es el eje de cualquier transformaci贸n social y esa conciencia, por aquel factor diversificador del que hablamos antes, no puede quedar atrapada al interior de una clase socioecon贸micamente pre constituida. No iremos a ninguna parte si mantenemos ese prejuicio (el "esencialismo de clase", que no proviene de Marx ni de Lenin, ni siquiera de Guevara). El esfuerzo es construir ideol贸gica y pol铆ticamente, desde esta diversidad, una voluntad colectiva que vaya por la hegemon铆a, es decir, por la direcci贸n pol铆tica, intelectual y moral (al decir de Gramsci) de la poblaci贸n.

Si logramos impulsar una transformaci贸n pol铆tica que derive en una alteraci贸n de ra铆z del complejo institucional que nos ordena (ver "El juego de las reglas"), podremos ser capaces de arrancar de su 茅lite programadora el proceso de toma de decisi贸n y control de las pol铆ticas p煤blicas (que incluyen a los negocios privados), para ponerlo en manos del pueblo (ver "Nadie est谩 pensando en la inclusi贸n pol铆tica"). As铆,  no s贸lo estaremos desequilibrando la fuente de poder pol铆tico, sino tambi茅n las fuentes de poder del complejo institucional en su conjunto. 

(*) Carlos Sortino exclusivo para Cadena BA. 31/7/2019

Periodista, ex docente de la UNLP. Referente de la Agrupaci贸n Municipal Compromiso y Participaci贸n (COMPA): https://www.facebook.com/COMPALaPlata/