Cuando me propusieron reflexionar acerca de los
dos años que cumple nuestro espacio político al frente del Gobierno de la
Nación pensé cómo hacer para lograr un tono justo y equilibrado que, por un
lado, refleje la visión optimista que tenemos por estos días en relación al
crecimiento, la reactivación económica y la generación de trabajo genuino, pero
que, al mismo tiempo, ponga blanco sobre negro las enormes dificultades
ocasionadas por una deuda contraída por el anterior Gobierno que empobreció al
pueblo argentino. Una realidad que se profundizó y llegó a niveles inaceptables
durante la pandemia.
No se trata de excusarnos: hay necesidades
urgentes que tenemos la obligación de resolver. Con esa convicción trabajé
denodadamente durante mis años como Gobernador de Tucumán y el mismo compromiso
cumplo con honor ahora que el Presidente de la Nación, Alberto Fernández, me
convocó a formar parte del Ejecutivo nacional en el rol de Jefe de Gabinete de
Ministros.
Llevamos 730 días de Gobierno, pero a poco de
empezar, apenas a 90 días de haber asumido el presidente Alberto Fernández y la
vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el mundo interrumpió su
funcionamiento producto de una situación extraordinaria: la pandemia de
Covid-19. La irrupción de un virus desconocido, altamente transmisible, para el
que no había vacuna ni tratamiento, ocasionó el más enorme impacto sanitario,
social, económico y político que conozcan nuestras generaciones.
En ese momento, el Gobierno tomó una decisión
trascendental: cuidar la vida de los argentinos y las argentinas. Se tomaron
medidas que uno podría juzgar de antipáticas para disminuir los contagios,
también se implementaron una serie de políticas destinadas a sostener y paliar
el impacto de la pandemia, como fueron el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE),
que alcanzó a 9 millones de compatriotas, y el Programa de Asistencia al
Trabajo y la Producción (ATP), con el que logramos proteger la capacidad
productiva de las empresas.
Hace poco menos de un año, la humanidad y la
ciencia alumbraron, felizmente, el principio de solución para esta tragedia
global. Apareció la vacuna, la herramienta que nos iba a permitir dar el primer
paso firme hacia la salida de la pandemia. Esta se mostró como el medio más
seguro y eficaz para prevenir las muertes y las formas graves de la enfermedad,
y la Argentina fue de los primeros países en suscribir estas políticas,
conseguir el insumo y generar buenos índices de cobertura en la población.
La gestión sanitaria fue esencial para alcanzar la
recuperación de todos los indicadores que vemos hoy. Con los inconvenientes
conocidos, nuestro país exportará este año algo más de 75.000 millones de
dólares, una cifra muy importante que no veíamos desde 2010 y 2011.
La economía está creciendo en torno al 9 por
ciento y se han generado más de 300.000 puestos de trabajo. También las Pymes
están dando buenas señales de recuperación: la actividad de las pequeñas y
medianas empresas creció un 14 por ciento en octubre en términos anuales. A
todo esto se suma ahora la reactivación del sector turístico y del gastronómico,
con grandes expectativas en el impulso del turismo interno proyectado para la
próxima temporada de verano.
Para decirlo de otro modo: los primeros
pronósticos indicaban que nuestro aparato productivo tardaría más de tres años
en recuperar lo perdido, pero a partir de un diagnóstico acertado y de la
decisión de comenzar a montar un modelo basado en la producción y el empleo, lo
estamos haciendo junto a los trabajadores y los empresarios en solo un año.
Sabemos que esto no alcanza, que debemos poner más
esfuerzo que nunca y seguir trabajando en la recuperación del país, del
despegue de las economías regionales, el aumento de las exportaciones y la
inclusión de valor agregado a nuestros productos, y también mejorar el poder de
compra de los salarios y de las jubilaciones. Es allí y no en otro lado donde
comienzan a construirse las expectativas de cada familia argentina por un mejor
porvenir. Es ese el primer paso para fortalecer nuestra idea de Nación y de
pertenencia a una comunidad.
Es la hora de la reconstrucción. Hace dos años
dijimos que veníamos a poner de pie a la Argentina y a cada provincia con una
mirada verdaderamente federal, asumiendo un compromiso muy difícil. Hoy,
pandemia mediante, sin especulaciones ni excusas, seguimos trabajando día a día
para que los argentinos y las argentinas tengan una mejor calidad de vida,
empezando por los de abajo para llegar a todos.
Soy profundamente optimista y un convencido del
potencial que tiene nuestro país. Será porque soy hijo de inmigrantes y reconozco
allí las oportunidades que nos dio esta tierra. Esas oportunidades a lo largo y
a lo ancho de la Argentina, pero en un contexto regional y global complejo, son
las que tenemos que generar para darle a la Patria un destino de grandeza
definitivo.
(*) Jefe de Gabinete de Ministros de la
Presidencia de la Nación.
Nota de
opinión publicada en Agencia Télam el 10 de diciembre de 2021.
|