26-04-2024
“Un nuevo horizonte de expectativa”
Por Carlos A. Sortino (*) @CarlosASortino

Seguimos aislados en casa, los que podemos, y distanciados del otro, cuando salimos. Pero ahora con algo bueno a la vista en nuestro horizonte de expectativa: la vacuna. Un horizonte de expectativa del que, además, ya se ha despejado la amenaza de la deuda externa.

Así las cosas, en poco tiempo más deberíamos volver a la normalidad, o a algo que se le parezca, y comenzar a transitar el camino de la producción y el consumo, que es el camino señalado por el gobierno y frustrado temporalmente por la pandemia.

También hay en nuestro horizonte de expectativa lo que dicen algunas y algunos: que saldremos de ella mejores, que la humanidad transformará radicalmente sus hábitos políticos, económicos, sociales, culturales.

Otros decimos que en estas situaciones límite, aflora en plenitud lo que ya existe: el soretismo filo fascista se agudiza (con la caridad como escudo), la solidaridad se profundiza y la tibieza se enfría y recluye a sus portadores en los sótanos de su egoísmo. ¿Por qué sería distinto después de la pandemia?

El gobierno nacional y popular que hoy conduce el Estado argentino tuvo que "atajar" esta pandemia, para reducir al máximo posible su costo social. Desde mi perspectiva, lo está logrando, a pesar de su siempre fallido afán de diálogo. "Es como hablar con los árboles, pero sin falopa", suele decir un amigo.

Recuerdo que hace unos años, durante la presidencia de Cristina, vi por televisión que una mujer, desde una calle de New York, despotricaba contra el "cepo" al dólar, porque no podía viajar fuera de Argentina. Repito: desde una calle de New York.

En estos días veo por televisión a mucha gente en el obelisco, en pleno centro porteño, despotricando contra esta dictadura que nos impone el estado de sitio. Repito: desde el obelisco, en pleno centro porteño, mucha gente.

Con pandemia o sin pandemia, la condición humana no se altera. La normalidad pos pandémica seguirá siendo lo que era. Pero nosotros nos debemos la promesa de volver mejores, que, hasta ahora, no hemos podido cumplir, porque un virus se interpuso en nuestro camino y puso en peligro la salud y la vida de la población.

La realidad no es un límite, sino un punto de partida. Por eso es que hay margen para activar nuestro derecho a la innovación política, es decir, hacer ahora lo que nadie quiso, pudo, supo o imaginó hacer antes.

Para ello necesitamos trascender los límites del republicanismo burgués y de lo políticamente correcto (y cómodo), explorar nuevas instancias de convivencia ciudadana, diseñar mecanismos institucionales originales y disponer (y pre disponer) hacia estas exploraciones al plantel burocrático permanente del Estado, a los funcionarios políticos y a la militancia organizada.

En esas tres instancias hay un par de obstáculos a remover y que son los ejes constitutivos de la cultura hegemónica que ordena nuestras conductas: la auto referencialidad y el individualismo, que son la lógica consecuencia de la falta de un proyecto colectivo que contenga, reconozca y potencie al plantel burocrático permanente del Estado, a los funcionarios políticos y a la militancia organizada, para proyectarlo sobre toda la población.

Todos sabemos que ningún proceso político es necesario ni es inevitable, dado que todo proceso político es la expresión de relaciones de poder y no de dinámicas divinas o naturales. En estas relaciones de poder, si replicamos las características de la derecha a la hora de la construcción política, no tendremos resultados distintos, aun cuando sus contenidos se pretendan "progresistas". La zanahoria de la "meritocracia" seguirá siendo la brújula del burro que tira del carro.

Todo ello también, aunque difuso a nuestra vista por sus propias características, forma parte de nuestro horizonte de expectativa. Volver mejores después de la pandemia debería significar no sólo poner en marcha unas políticas públicas que impacten sobre la mayoría del pueblo y potencien su bienestar (cosa que al pueblo no le parecería demasiado original, porque es lo que espera de cualquier gobierno), sino, además, promover una organización y una cultura políticas que disputen, primero, y reemplacen, luego, nuestra cultura hegemónica.

(*)  Carlos Sortino exclusivo para Cadena BA. 20/08/2020

Periodista, ex docente de la UNLP. Referente de la Agrupación Municipal Compromiso y Participación (COMPA): https://www.facebook.com/COMPALaPlata/