En un gesto de agradecimiento por abrir sus puertas ante la falta de espacios físicos suficientes motivada por el crecimiento de la matricula en la UNAJ, los estudiantes quisieron "dejar algo" en la escuela que retribuyera la buena predisposición de la institución.

"Es un acto de solidaridad y ayuda mutua que muestra la colaboración entre instituciones" dijo Roxana, Directora de la Escuela 28 al recibir la noticia.

Daiana, una de las estudiantes de Ingeniería Industrial que participó de la iniciativa explicó:

"Durante todo el segundo cuatrimestre cursamos en la escuela Nº 28 de Berazategui. Ante la noticia de la oferta en esa sede uno suele dudar si hacerla o no, pero la realidad es que después no encontrás ningún impedimento ni ninguna queja. Es un lugar tranquilo, seguro y accesible", comentó la estudiante.

Finalizando el cuatrimestre  el profesor Eduardo Jorge Hadad Pitasny, a cargo de la asignatura Gestión de la Producción, propuso la idea y consultó a las autoridades del colegio acerca de qué elementos hacían falta.

"Es por eso que el ultimo día de cursada, los alumnos de la materia colaboramos con productos de limpieza para la institución que nos abrió sus puertas durante estos cuatro meses", dijo Daiana.

La escuela 28 se encuentra ubicada en el Cruce Varela (pertenece a Berazategui) a unas pocas cuadras de la sede central de la UNAJ, donde comparte edificio con la Escuela Primaria Nº 4, en la que también funcionan distintas comisiones.

Otra de las claves para que la experiencia de cursar materias en las aulas cedidas por escuelas u otras instituciones de la comunidad no impacte negativamente en los estudiantes, es el trabajo de los bedeles y del equipo de la Dirección de Infraestructura.

Axel Gastón Cardozo y  Estela Encinas, bedeles asignados a la Sedes mencionadas explican cuales son las particularidades de su trabajo en ese contexto:

"A los estudiantes al principio tal vez no les gusta pero después se dan cuenta que cursar en esta sede es lo mismo que cursar en la universidad. Aparte el colegio no está muy lejos de la universidad. Después se terminan acostumbrando, porque es un espacio más reducido y más familiar", explicó Axel.

Por su parte, según Estela Encinas, no hay diferencias, "son aulas con sillas, pupitres. Hay ventiladores, estufas, baños, patios. Tal vez no hay la comodidad que hay en la universidad pero no están mal las sedes, tienen todas las comodidades".

Adriana Crespi y David Salinas, integrantes del equipo de Infraestructura de la UNAJ también se refirieron al trabajo del área, y a la actitud colaborativa entre la UNAJ y las instituciones que reciben a los estudiantes:

"En general desde el área se trata de hacer una colaboración. Lo que la escuela reclama a cambio de ceder el espacio es que la universidad aporte algo. Porque ellos también tienen necesidades. Por eso les viene bien que si nosotros intervenimos en la escuela también podamos ayudar", explicaron.

De este modo, según las necesidades que manifiestan las escuelas o los inconvenientes que se presentan durante la cursadas en las sedes, desde el área de Infraestructura se intenta dar respuesta a través de acciones como la poda de árboles por parte de personal de Parques o la reparación de baños a cargo de personal de Mantenimiento, así como la instalación de luces, o donación de sillas, entre otras. "Lo que se pueda gestar de colaboración es bienvenido. Vemos la necesidad que tienen las escuelas y tratamos de colaborar".