19-04-2024
“Bolivia: La democracia no es para cualquiera”
Por Carlos A. Sortino (*) @CarlosASortino

Episodio 1

- venimos a contar los votos
- este es un estado soberano
- sí, por supuesto. ¿Dónde están las urnas?

Episodio 2

- tiene que convocar a elecciones nuevamente
- ¿No contaron los votos?
- sí, por supuesto. Pero si no convoca a elecciones, hay golpe de estado.

 

Episodio 3
- tiene que renunciar y no puede ser candidato
- eso es antidemocrático
- sí, por supuesto. Pero es más antidemocrático un golpe de estado.

 

Episodio 4
- gracias, México…

Así de grotesco ha sido el proceso boliviano reciente, con la OEA como su gran artífice, para luego dejarle su lugar de legitimador internacional a Estados Unidos, que aplaudió al pueblo y al ejército bolivianos y dijo sin vergüenza que esto es una advertencia para los regímenes ilegítimos de Venezuela y Nicaragua. Lo único raro es que no mencionó a Cuba. Ese es el aval que esperaba el gobierno macrista para negar sin vergüenza que hay un golpe de Estado en Bolivia, porque tiene la íntima convicción de que ese "método de recambio institucional" es legítimo y puede ser aplicado también en Argentina cuando ya no sea gobierno.

Érase una vez el Socialismo del siglo 21

No hace mucho tiempo en Sudamérica se vivió una "década virtuosa", al decir de Álvaro García Linera, con la conformación del eje Venezuela-Ecuador-Bolivia enarbolando las banderas del Socialismo del siglo 21, en alianza estratégica con el eje Brasil-Paraguay-Argentina-Uruguay, que logró, entre otras cosas, frenar guerras y golpes de Estado, con las instituciones regionales que esos países crearon, además de los logros al interior de cada país en materia de ampliación de derechos y movilidad social ascendente.

Esa "década virtuosa", en la que se reemplazó al marxismo clásico y que se alimentó de Allende y Mariátegui, fue aplastada por la internacional derechista (neo-fascista, diría yo) y sólo queda en pie, muy debilitado, el proceso venezolano, con todos los misiles de Estados Unidos apuntando a su cabeza y el apoyo logístico (vulgata: complicidad) de los países sudamericanos que lo rodean.

Lo que no se consolida, se destruye

Hace muy poco tiempo, Álvaro García Linera (que llevaba ya diez años como vicepresidente de Evo Morales), advirtió claramente cuál era la vulnerabilidad de aquella "década virtuosa", haciéndose cargo de su responsabilidad como gobernante:

"Hay una ampliación del sector medio, de la capacidad de consumo de los trabajadores. Hay una ampliación de derechos (necesarios, porque si no, no seríamos un gobierno progresista y revolucionario). Pero si esta ampliación de la capacidad de consumo, si esta ampliación de la capacidad de justicia social, no viene acompañada con politización social, no estamos ganando el sentido común. Habremos creado una nueva clase media, con capacidad de consumo, con capacidad de satisfacción, pero portadora del viejo sentido común conservador. No hay revolución verdadera, ni hay consolidación de un proceso revolucionario, si no hay una profunda revolución cultural".

A ello hay que agregar que mientras este proceso revolucionario no se consolida, las fuerzas de la reacción, con su poder de fuego (económico, mediático, judicial, político, todo concentrado, todo internacionalizado), lo va socavando sin pausa, a veces sin prisa, a veces con prisa, hasta la destrucción.

Este es el contexto internacional en el que dentro de pocos días asumirá un nuevo gobierno en Argentina.

(*) Carlos Sortino exclusivo para Cadena BA. 16/11/2019

Periodista, ex docente de la UNLP. Referente de la Agrupación Municipal Compromiso y Participación (COMPA): https://www.facebook.com/COMPALaPlata/