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07-01-2012 | Por asesinato cometido por policÃas bonaerenses | |||
Columnista de La Nación cruza a ministro Casal | |||
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"Un escándalo que complica por Carlos Pagni - LA NACION El delincuente baleado, Andrés Lezcano, al parecer no era un delincuente. O, por lo menos, en ese momento no estaba cometiendo un delito. Los agentes que lo mataron cuando salÃa armado de una casa de Valeria del Mar están presos desde ayer porque, se presume, lo habÃan enviado a ese lugar para "recibir unos fierros". La leyenda urbana según la cual la policÃa puede teatralizar procedimientos para complacer a los gobernantes y tranquilizar a la población cobra este caso una sanguinaria verosimilitud. Al montaje le falló una pieza clave. Aquel 3 de enero Lezcano estaba acompañado por un secuaz que se escapó. Pasó un año huyendo de las balas que, sospechaba, la policÃa tenÃa preparadas para él. Al final se entregó a la Justicia y reveló, como testigo reservado, el revés de la trama. El escándalo complica al ministro de Justicia y Seguridad, Ricardo Casal, y al jefe de la policÃa bonaerense, comisario general Hugo Matzkin. Pocos dÃas antes del falso procedimiento, Casal habÃa exigido una acción contundente en Valeria a los comisarios Juan Carlos Paggi, Salvador Baratta, Matzkin y Claudio Fernández, que integraban por entonces la conducción de la fuerza. Quien, pareció en aquel momento, cumplió la orden con mayor eficacia, fue Matzkin, que estaba a cargo de la Superintendencia de Investigaciones. El ataque contra Lezcano lo organizó uno de sus hombres, el ahora preso Claudio Arnouk, jefe de la Subdelegación Departamental de Investigaciones de Villa Gesell. Según fuentes policiales, la dueña de la casa a la que Lezcano habrÃa sido enviado, Alejandra González, estaba relacionada con este subcomisario. Y el propio Lezcano, que durante el año vivÃa en Quilmes, era un hombre al servicio de la policÃa, como demuestra la aparición reiterada de su nombre como testigo en varios procedimientos realizados en la costa. Esos datos, que circulan en el seno de la fuerza desde hace un año, provocaron suspicacias en varios oficiales superiores. Pero, por lo visto, no inquietaron a Maztkin, ni a Paggi, ni a Casal. Un capÃtulo de esta historia queda, todavÃa, en penumbras. La investigación se aceleró cuando Gustavo GarcÃa se hizo cargo de la fiscalÃa de Dolores. Mientras el responsable habÃa sido Cristian Centurión, la causa avanzó muy poco. Centurión fue desplazado, acusado de extorsionar a polÃticos y a empresarios con el armado de causas ficticias. El Foro de Seguridad de Pinamar denunció hace casi un año el vÃnculo estrecho que existirÃa entre él y Arnouk, el jefe de los agentes detenidos ayer. ¿Qué influencia tuvo Casal en la designación de Centurión en aquella fiscalÃa? Cerca de la procuradora MarÃa del Carmen Falbo creen que mucha. Daniel Scioli debe estar atribulado. ¿Quién lo hizo caer en el ridÃculo de prometer tolerancia cero a los turistas sobre el cadáver de Lezcano? ¿Hubo otros episodios inventados, de los que participaron los mismos delincuentes, puestos al servicio del marketing policial? ¿Qué intervención habrá tenido el gobierno nacional en la revelación de esta trama? Cada vez hay más preguntas en la cabeza de Scioli. |