08-05-2024
03-03-2011 | Continuar y profundizar
Por qué la gran opción es Cristina por Santiago Martorelli (*)

Nosotros pensamos que Cristina es quien mejor interpreta este Proyecto Nacional, porque comprende, con mayor precisión, los desafíos de esta nueva etapa histórica.
 
Luego de la profunda soledad que nos envolvió  a partir de la muerte de Néstor Kirchner, del desconcierto y del homenaje masivo que le rindió el pueblo argentino, emerge como tarea principal para el conjunto del peronismo, los militantes y simpatizantes del Proyecto Nacional: sostener y profundizar este modelo de Nación.

¿Por qué Cristina?

Hay argumentos de ocasión: porque mide bien, porque es la única que queda,  por el apellido, para seguir en el gobierno, porque no hay nada enfrente. Nosotros pensamos que Cristina es quien mejor interpreta este Proyecto Nacional porque  comprende, con mayor precisión, los desafíos de esta nueva etapa histórica. Entonces, la explicación no reside sólo en lo que hicimos, sino en lo que estamos haciendo y las líneas de desarrollo de nuestro país, que se esbozan en la proyección a futuro de este modelo.

Sin embargo, siempre es bueno empezar por el principio de esta etapa iniciada en 2003 para describir las principales características del modelo, y de qué hablamos cuando hablamos del "modelo". Hay una frase de Néstor Kirchner que se transformó en la metáfora más acabada de su rol en la Historia de nuestro país: salir del infierno. Su llegada al gobierno después de la década menemista, el estallido de diciembre de 2001 y la muerte de Kosteki y Santillán -para tomar sólo los episodios más salientes de una de las etapas más convulsionadas y vertiginosas de la historia- vino a llenar un vacío muy profundo que nos había inundado a los argentinos, que no creíamos en la política,  ni en el Estado, en la razón del trabajo, en nuestro potencial. En definitiva: no creíamos en nosotros mismos. Y a fuerza de coraje y de perseverancia militante fuimos saliendo del infierno.

El rol de Cristina es otro, la etapa de su gobierno ha cambiado y los desafíos han crecido.
Luego de las comprometidas jornadas en las que se debatió  la Resolución 125, que establecía un régimen arancelario para las exportaciones de commodities, el gobierno de Cristina -que sufrió el impacto del conflicto con los sectores agroexportadores- salió con firmeza a sostener las principales políticas de continuidad y de profundización, acorde con las nuevas demandas sociales: Ley de Medios, estatización de las AFJP, ley de matrimonio igualitario, y recientemente, la creación del Ministerio de Seguridad, entre otras medidas.

La compresión del rol histórico de Cristina estuvo dado, tempranamente, en el momento en el que presentó su campaña a presidenta en el Teatro Argentino en La Plata, nuestra ciudad, su ciudad: "Y este modelo de construcción económica y social que defino como un modelo de acumulación y de inclusión social, es la contracara de la economía y el modelo de transferencia de recursos y riquezas que operó durante el modelo neoliberal de los años '90: acumulación contra transferencia." Definía entonces la necesidad de ponerle valor agregado a nuestra economía, hacer del trabajo la fuente de nuestro crecimiento y nuestra riqueza.

El rol de Cristina es diversificar la matriz productiva para potenciar la industrialización y la economía de servicios con el objetivo de crear trabajo. Para ello, ubicar a la Argentina en el sendero del desarrollo y el crecimiento, potenciar el proceso de industrialización y la consecuente creación de trabajo aprovechando la oportunidad que nos brinda el mundo y la crisis del ya viejo  orden mundial.

Los países emergentes aparecen con capacidad de intervenir en las discusiones con una fortaleza creciente: baste consignar la consolidación del bloque de poder regional en América Latina y la Unasur, la participación de nuestro país en el G-20 o la presidencia del G-77. Mediante la cooperación sur-sur, desde una perspectiva multilateral, Cristina nos propone diversificar las exportaciones, poniendo énfasis en la diversificación de la matriz productiva argentina. Se trata de vencer las barreras que imponen años de medidas antinacionales, que nuestro desarrollo dependa de nuestra capacidad de trabajo, de nuestra producción de conocimiento y de nuestra inteligencia para reconocer las posibilidades de un mundo que se abre frente a la crisis de la receta de las potencias mundiales.

Como sostuvo Cristina en su discurso de lanzamiento como candidata a presidenta: no hay contradicción entre industria y campo, entre mercado interno y exportaciones, siempre y cuando  estén integradas en un proyecto de país que prioriza los intereses nacionales y el desarrollo de todos los argentinos.

Nos sentimos identificados plenamente con la convocatoria a reconocer en los nuevos desafíos la construcción de nuevas experiencias. La gestión que conduce el actual intendente de La Plata,  Pablo Bruera, asumió en 2007 juntamente con Cristina y tiene el signo de estos nuevos desafíos.

Decir que nos sentimos plenamente identificados con el Proyecto Nacional es ratificar que nos sentimos parte con nuestros debates, con nuestras experiencias, con nuestros vecinos y sus particularidades, con mayores exigencias hacia la dirigencia. Que queremos con nuestro bagaje y experiencia hacer un aporte para poner a la Argentina en el lugar que merece, en el que merecemos por nuestro trabajo y nuestra capacidad, sin esperar que nadie nos regale nada ni venga de arriba.

El mejor homenaje a Néstor Kirchner es profundizar el modelo. Y la presidenta, la compañera capaz de garantizar la continuidad del modelo frente a los nuevos desafíos de un país que crece. Por eso, Cristina.

(*) Jefe de Gabinete municipalidad de La Plata y secretario general P.J. platense