31-05-2024
El modelo de sustitución de importaciones de ideas por Ana Jaramillo (*)

"Dando al significado de Patria un nuevo valor inseparable del sentido continental, importa subrayar dos conceptos que en política son fundamentales y cuya aplicación práctica deciden la solidez y perdurabilidad de un Estado: la justicia social y la libertad individual. Europa ha dado muchas fórmulas de realización y afirmación para estos enunciados que son anhelos motores de la historia. Pero quizás lo más trascendente del 'nuevo lenguaje político' de Indoamérica será demostrar que fuera y contra de los cánones europeos pueden nuestros pueblos hallar sus propios postulados de justicia y libertad". Víctor Raúl Haya de la Torre

Se denominaron los modelos de acumulación de capital de acuerdo a las políticas estratégicas de acumulación de capital y de desarrollo (objetivos, proyectos y políticas) implementadas en distintas latitudes y en distintas épocas históricas, de acuerdo con los grupos de interés que se privilegian o que detentan y hegemonizan el poder político.

En nuestro país se implementaron diversos modelos de acumulación de capital de acuerdo con las distintas políticas implementadas a lo largo de su historia, que a veces se denominan desde categorías económicas y a veces desde categorías políticas que denotan las opciones de política económica. Así tuvimos modelos agroexportadores, de sustitución de importaciones, industrialistas, desarrollistas, liberales o neoliberales.

Desde otras latitudes hablan ahora del modelo argentino que aún no tiene nombre. El New York Times le recomienda a Obama implementarlo para aplacar el "malestar económico" y en Europa lo recomiendan para salir de las crisis. El diario neoyorquino habla del crecimiento de nuestro país que no perjudicó al pueblo y que bajó el nivel de pobreza y el desempleo que no aplicó las políticas de ajuste recomendadas por los organismos financieros internacionales.

Al modelo argentino se lo define como heterodoxo de acuerdo a la posición frente a las recetas "ortodoxas" de los organismos internacionales financieros, sobre el manejo del gasto público y del endeudamiento, los ajustes estructurales frente a las crisis, etcétera.

Al modelo argentino aún innominado, a mí me gustaría llamarlo "modelo de sustitución de importación de ideas".

Desde la independencia de los países de Nuestra América, el tutor de Simón Bolívar, Simón Rodríguez, sostenía que el que copia se equivoca. Sin embargo, desde la formación del Estado nacional, copiamos ideas y modelos económicos y políticos tanto de los europeos como de los Estados Unidos. Es lo que Jauretche denominó el "colonialismo pedagógico" de nuestros intelectuales que llevó a la dependencia e imitación de las formas de gobierno y de las políticas económicas para solucionar nuestros problemas vernáculos.

Ya en 1900, el pensador uruguayo José Enrique Rodó decía: "No veo la gloria, ni en el propósito de desnaturalizar el carácter de los pueblos -su genio personal-, para imponerles la identificación con un modelo extraño al que ellos sacrifiquen la originalidad irremplazable de su espíritu; ni en la creencia ingenua de que eso pueda obtenerse alguna vez por procedimientos artificiales e improvisados de imitación. Ese irreflexivo traslado de lo que es natural y espontáneo en una sociedad al seno de otra, donde no tenga raíces ni en la naturaleza ni en la historia…"

Todavía se sigue hablando de la educación como un gasto, mientras sabemos que es una de las inversiones más estratégicas de nuestro país y de toda América latina, no sólo para crecer sino para ampliar la democracia y los derechos sociales y ciudadanos. Hay que preguntarse qué ganamos importando en forma permanente "bienes de capital" descubiertos y producidos en otras latitudes, sin preparar a nuestros hombres y mujeres para investigar y capacitarlos para la creación científica y tecnológica adecuada a nuestra realidad y a nuestros problemas, cuando sabemos que esos bienes de capital implican inversión en políticas de investigación y desarrollo.

Desde el otro lado de los Andes, la educación superior continúa siendo simplemente un gasto casi suntuario del Estado y no una necesidad de formar científicos, profesionales, académicos y tecnólogos que con vocación nacional se comprometan con el desarrollo propio.

La gratuidad de la enseñanza universitaria decretada por el presidente Perón en 1949, es una inversión indispensable para sustituir la importación de bienes y de ideas, para cuestionar la verdad y el pensamiento único. Si no fuera así terminaríamos siendo maquilladores de capital, de productos e ideas ajenas.

Afortunadamente, Néstor Kirchner se negó a aceptar el Alca hace ya seis años. La supuesta globalización es un globo cuyo piolín lo manejan los poderosos, generando más pobreza y menos democracia.

Las medidas políticas aplicadas a partir de 2003, desde el rechazo al Alca, el desendeudamiento y el pago de la deuda externa con reservas, la nacionalización de las Afjp, el empoderamiento de los menos favorecidos a través de la Asignación Universal por Hijo, la inversión del presupuesto destinado al pago de la deuda hacia la inversión en educación, la derogación de las leyes de punto final y obediencia debida, la restitución de las paritarias, el aumento bianual a los jubilados, el matrimonio igualitario, la ley de medios suprimiendo los monopolios informativos y tantas otras medidas que ensanchan los derechos democráticos del pueblo nos confirman que ya no somos maquiladores de ideas ajenas.

En 1949, el filósofo y ministro de Educación mexicano, José Vasconcelos, decía en el Primer Congreso de Filosofía: "La verdad es armonía de pensamiento y realidad… afortunadamente, en nuestros pueblos, el filósofo ha sido, por lo menos en la etapa heroica de nuestra formación nacional, un héroe de la idea; un creador de cultura (...) cada nueva doctrina filosófica se convertía en el alma de una cruzada de inmediata aplicación social".

En la actualidad, muchos gobiernos están decididos a construir la Patria Grande, a integrarnos como región, no sólo en lo económico financiero, sino en lo cultural, lo educativo, lo social o lo político.

Cuando Kirchner le propuso a la juventud que fueran transgresores, les estaba diciendo que no aceptaran el "no se puede" como regla inamovible, como destino ineluctable de injusticia y sometimiento. Sabemos que nuestros países no son pobres, son fundamentalmente injustos, ya que son ricos en recursos naturales y humanos.

En nuestra América, la construcción social de la libertad y de la democracia no es imaginaria ni utópica como las de Tomás Moro, la de Campanella o la de Bacon: sigue siendo un lugar donde hacerla realidad.

Sigamos realizando lo que proponía Juan Bautista Alberdi pocos años después de nuestra independencia, cuando dijo: "Nuestra filosofía, pues, ha de salir de nuestras necesidades. Pues según estas necesidades, ¿cuáles son los problemas que la América está llamada a establecer y resolver en estos momentos? Son los de la libertad, de los derechos y goces sociales de que el hombre puede disfrutar en el más alto grado en el orden social y político; son los de la organización pública más adecuada a las exigencias de la naturaleza perfectible del hombre, en el suelo americano".

(*) Rectora de la Universidad Nacional de Lanús - Miradas al Sur