24-04-2024
"La Mesa y el Celular"
Por Dardo Pereira @juanba2406
Como en el genial Cambalache de Enrique Santos Discepolo,  cuando hablaba de esa mixtura sociol贸gica incomprensible de tratar de juntar"la Biblia junto al calef贸n", como si fueran dos representantes de mundos diferentes,mensajeros de los momentos idos el uno,y de los por venir el otro, como ejes centrales del pasado que se va y del futuro que siempre esta llegando, encontramos a la mesa y al celular. Tan juntos pero tan distantes.Tan cerca pero tan lejos.

Se trata de dos objetos enfrentados por la realidad de una sociedad que no se detiene a contemplar nada,  en la cual todo es v茅rtigo y "modernidad liquida" que fluye.Donde el tiempo circula imparable  como agua que se escurre entre nuestros dedos.  

Estos dos objetos representantes  de sociedades distintas, ejemplifican con su sola presencia  dos 茅pocas, dos mundos, dos concepciones, dos realidades y
dos culturas enfrentadas.   
 
La mesa marco la iniciaci贸n de un ritual y de una sociedad que se constituy贸 alrededor de un pilar fundamental de la creencia judeocristiana: la familia. La mesa de Jes煤s, con sus dos ofrendas fundamentales el pan y el vino, eran un s铆mbolo de una comuni贸n donde todos participaban.

Era por ende la mesa, un emblema de la conformaci贸n de la  familia tradicional, que fue la estructura social b谩sica que influ铆a para el buen comportamiento o desequilibrio de las sociedades. En ella  uno aprendi贸 derechos y supo que tiene tambi茅n obligaciones. Su funci贸n fue trasmitir a los integrantes valores y costumbres.Con ella aprendimos a pensar, a respetar bienes y venerar a nuestra cultura. Diversas funciones educativas, culturales y morales,  tuvieron su origen en la familia. 

Esa familia, de estirpe italiana,unida alrededor de una mesa,posibilit贸 generar una sociedad donde la uni贸n entre sus miembros en los diferentes momentos del d铆a, dados por las diversas comidas, permit铆a el di谩logo, el encuentro entre sus integrantes y la posibilidad desde all铆 de conocer y saber algo m谩s delos otros miembros de la comunidad.As铆 la mesa familiar conoci贸  gustos, miedos, alegr铆as y tristezas,de sus integrantes, aunque no siempre fuera el lugar adecuado para resolverlas.  

El reto, el llamado al orden, as铆 como el di谩logo, eran pilares de otros tiempos y la contenci贸n de los m谩s d茅biles del grupo, era su resultante final. Hab铆a que enderezar lo que estaba torcido, o por torcerse,  y en la mesa suced铆a eso.

La sociedad de consumo venci贸 la predicci贸n de Karl Marx, por la cual los proletarios desamparados, "el ejercito de reserva", realizar铆a la gran revoluci贸n social, y lo que surgi贸 de esa gigantesca derrota, que nuestra izquierda obsoleta y vetusta aun no quiere ver,  es otra sociedad donde la mesa familiar fue remplazada paulatinamente por la de cualquier bar de la esquina.  

Los ritos habituales de los encuentros mencionados alrededor de la mesa familiar, fueron desplazados por los horarios de los comercios y servicios que comenzaban a las 9 o 10 de la ma帽ana y se extend铆an hasta las primeras sombras de la noche,imponiendo  esta nueva disciplina horaria en las grandes urbes.

El almuerzo con seres distantes,se convirti贸 en un evento m谩s del escenario de la sociedad de consumo. La jornada concluye con una cena al comienzo del crep煤sculo en cualquier resto de moda. 

Luego la llegada a casa, la soledad, y el encierro, comienzan a convertirse en s铆mbolos de una sociedad en transici贸n, ahora con la aparici贸n del objeto icono de los tiempos que corren: el celular.

La sociedad de consumo marco con tintura indeleble el fin de la familia tradicional. En el medio de este desbarajuste, una infinidad de nuevas familias rotas,uniparentales, reconstituidas, ensambladas, con hijos repartidos por doquier,cual si fueran cargas no deseadas,que quedan en manos de personas desconocidas, o abuelos ahora tambi茅n sin tiempo, que comienzan adem谩s a aferrarse al celular. 

Ac谩, en este contexto van creciendo los ni帽os, sin estar al tanto de los valores tradicionales del respeto, del valor de la palabra, del orden, de sus derechos y sobre todo de sus obligaciones, porque hay una sociedad que ya no los contiene.

El celular, si bien cambio el eje de la conformaci贸n de la informaci贸n, y esto es para bien, ya que aument贸 la participaci贸n ciudadana, sumo aunque parezca una paradoja,un aislamiento del individuo. Cuando m谩s conectado est谩 el individuo, mas solo est谩 en su interior. 

Es com煤n ver entorno a una mesa, a una familia, a un grupo de amigos, a un conjunto de personas esperando los pedidos y todos ellos aferrados sus celulares, como si algo important铆simo estuviera por ocurrir y ellos fueran los protagonistas. El dialogo entre pares: "Bien, gracias".

El ser humano en este nuevo formato social est谩 solo de una soledad absoluta, buscando en su computadora telef贸nica, ya que lo menos que utiliza de la misma es el tel茅fono, un contacto un watsap, un Messenger, un like que lo haga feliz, sin darse cuenta que la verdadera felicidad y la contenci贸n adem谩s de otros valores formativos,  los aportaba la familia. 

El certificado de defunci贸n de la familia, tal cual la conocimos alrededor de una mesa,nos anuncia que los nuevos tiempos han cambiado la sociedad y sus valores.La sociedad de consumo marcha inexorablemente hacia un individualismo solitario, en contacto aparente con los "amigos" de la nube,  que solamente har谩n su aparici贸n virtual para sacarle una sonrisa detr谩s de un like o un me gusta, pero jam谩s aparecer谩n cuando realmente uno los requiera.

Dardo Pereira, exclusivo para Cadena BA. Domingo, 14 de marzo de 2018.

Odont贸logo. Profesor de Historia. Presidente de la Sociedad Odontol贸gica de La Plata (SOLP). Docente de la Facultad de Odontolog铆a de la UCALP. Escritor.