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23-02-2018 | ANIVERSARIO | |||
Hace 60 años Frondizi ganaba las elecciones tras pactar con Perón en el exilio | |||
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El 23 de febrero de 1958 triunfaba en las elecciones nacionales, convocadas por la Revolución Libertadora, el doctor Arturo Frondizi. Lo hacÃa al frente de su partido, recientemente fundado, la Unión CÃvica Radical Intransigente (UCRI), que, con 4.050.000 votos, esto es, el 45% del electorado, lograba imponerse a su antiguo correligionario y amigo, el doctor Ricardo BalbÃn, que, presidÃa la Unión CÃvica Radical del Pueblo (UCRP), caÃa vencido con 2.416.400, el 28% del electorado. El peronismo se hallaba proscrito. El voto en blanco fue de 700 mil, el 10% de los sufragios, pero el dato llamativo, grato y sorprendente, fue que ese dÃa el pueblo concurrió masivamente a las urnas, casi el 90% del padrón. Se notaba la sed popular por hacer visible su presencia en el escenario polÃtico nacional negado desde hacÃa tres años. ¿Pero quién era Frondizi? ¿De dónde venÃa? ¿Por qué dos radicalismos? ¿Y el peronismo? ¿Qué habÃa pasado con él? Adentrémonos en esta inquietante historia que, con sus luces y sus sombras, la hemos hecho o deshecho entre todos. Don Arturo Frondizi nació en Paso de los Libres, Corrientes, el 28 de octubre de 1908. Estudió en el Colegio de Concepción del Uruguay, fundado por Justo José de Urquiza con el objetivo de constituir una generación de polÃticos e intelectuales provincianos, alternativos a la dirigencia porteña. Tuvo éxito, pues ese colegio fue el embrión y el antecedente directo de la generación del 80. Frondizi culminó luego sus estudios secundarios en la Capital Federal e ingresó seguidamente a la Facultad de Derecho, donde se recibió de abogado. Al poco andar accedió a la Unión CÃvica Radical, en el momento en que Hipólito Yrigoyen era desalojado del poder por el golpe de Estado del 6 de septiembre de 1930. Su actuación polÃtica transcurrió dentro de los núcleos radicales capitalinos hasta que alcanzó el cargo de vicepresidente primero de la Convención Nacional, en 1937. Desde ese puesto se opuso enérgicamente a la corrupción en que habÃa caÃdo el radicalismo de la capital al prorrogar la concesión eléctrica de la CHADE, negocio escandaloso que comprometió a distintos sectores del partido, incluido el doctor Marcelo T. de Alvear. El radicalismo en esos años estaba atomizado en multitud de agrupaciones pequeñas sin lograr una firme unidad partidaria, ni acción y coherencia ideológica. Esto último se lo propuso la Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (Forja), que con figuras destacadas como Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz o Gabriel del Mazo, por poner algunos ejemplos, intentaron construir una lÃnea de pensamiento que vinculaban al genuino ideario yrigoyenista, desvirtuado por el alvearismo, según decÃan. Lo que es francamente discutible. Lo cierto fue que Forja ejerció influencia no solo en el peronismo, sino también en el radicalismo, que era lo que se proponÃa. De esta forma, Arturo Frondizi, junto a Moisés Lebensohn, crearon en abril de 1945 el Movimiento de Intransigencia y Renovación. Su proclama fue la Declaración de Avellaneda, que planteaba la tierra para el que la trabaja, la nacionalización de los recursos naturales de las empresas públicas y de los monopolios nacionales y extranjeros, y una polÃtica activa de industrialización y justicia social, entre otros. Claro, llegaban tarde. Juan Domingo Perón ya estaba, la clase obrera lo seguÃa, los nóveles industriales también, sectores de clase media rural y urbana abandonaban las viejas formaciones partidarias, y sobre todo el Ejército y la Iglesia se volcaban al peronismo. Todos acompañaron la novedad. El peronismo era lo nuevo. Esto enojó mucho a los radicales intransigentes y renovadores. Tan es asà que muchos años después Frondizi dirÃa: "El Partido Radical abrazó la causa de la justicia social y económica muchos años antes que Perón. Lo que hizo Perón fue robar nuestro programa y nuestras consignas". El sentimiento de alzarse con lo ajeno guió a este sector del radicalismo durante los 9 años de la presidencia de Perón. Los unionistas y sabattinistas de Córdoba no abrigaban esta aflicción. Para ellos, Perón era absolutamente malo desde donde se lo mirase. El radicalismo parecÃa la Torre de Babel. Frondizi hablaba un idioma cercano al peronismo y su partido se enfrentaba al General. BalbÃn iba preso por desacato y Frondizi, luego de las bombas que estallaron en la boca del subte en 1953, también. El Gobierno de Perón dÃa a dÃa se tornaba más impredecible y provocador, lograba unir a la oposición más allá de sus diferencias claras y ostensibles. Si bien don Arturo negó siempre participación alguna en las conspiraciones militares contra Perón, el historiador Isidoro Ruiz Moreno asegura que fue hablado en 1954 por el capitán de la marina Hermes Quijada. "Frondizi fue uno de los mejores colaboradores que tuvimos, pues nos daba información a cualquier hora y después del 16 de junio nos designó a los abogados defensores" (La Revolución del 55). Es que en ese año Frondizi alcanzaba la Presidencia del Comité Nacional del radicalismo y no era uno más. Ocurrida la revolución y alejado Perón, el radicalismo retomó, al comienzo imperceptiblemente, el camino de las desavenencias en el marco de las desinteligencias habidas en la propia insurrección militar. La llegada del general Pedro Eugenio Aramburu a la Presidencia, luego de desplazar al general Eduardo Lonardi, animó a los sectores sociales más antiperonistas, que, entusiasmados con el parco y poco sonriente oficial de infanterÃa, veÃan cumplidos sus sueños polÃticos. Este cambio determinó que en el seno del radicalismo se produjera un acercamiento entre los unionistas, el sabattinismo cordobés y el radicalismo de la provincia de Buenos Aires, liderado por el doctor Ricardo BalbÃn y el nuevo jefe militar. Clausurado el Partido Peronista, detenidos muchos de sus jefes, intervenida la CGT y encarcelados algunos dirigentes sindicales, la Revolución Libertadora ingresó en un cono de sombras del cual no saldrÃa indemne. Frondizi, al frente del Comité Nacional, observaba con recelo el rumbo de la insurrección que él habÃa estimulado, pero que ahora rechazaba por sus torpezas y sus brutalidades. A mediados de 1956, el general Aramburu, sin fijar fecha, declara que habrá elecciones presidenciales a fines de 1957. El radicalismo bulle. Sabe que, proscrito el peronismo, serán gobierno. Pero en el radicalismo las diferencias eran profundas. No sólo la angurria del cargo presidencial motiva la fractura. Hay diferencias de fondo. Frondizi construye un discurso afÃn al peronismo; el unionismo, el sabattinismo y la provincia de Buenos Aires con BalbÃn lo hace amigable con la Revolución Libertadora. En alguna oportunidad Frondizi contó que el general Aramburu los habÃa invitado a la Casa Rosada a cenar a él y a BalbÃn para ir definiendo candidaturas. Esa noche don Arturo le hace algunas crÃticas al general e inmediatamente BalbÃn retruca una a una las acusaciones. Cuenta Frondizi: "Yo me quedé frÃo, fue la primera pauta que tuve de la división del radicalismo" (Ricardo Gallo. La división del radicalismo).
Convocada la Convención Nacional en la provincia de Tucumán, surge la candidatura a presidente del doctor Frondizi; el sector más antiperonista del radicalismo no la acepta y se retira de la provincia. Da origen de esta forma a las dos vertientes radicales señaladas al comienzo de este artÃculo: la UCRI y UCRP. Para que no quedaran dudas de las diferencias, Frondizi manifestó en la oportunidad: "Somos dos cosas distintas. Hablamos dos idiomas, sentimos dos pasiones diferentes. Para ellos, lo que antes fue el gauchaje, la chusma, el aluvión zoológico, para nosotros fue es y será siempre el pueblo argentino". La Revolución Libertadora fracasaba en todos los frentes. Ambicionaba unas elecciones sin sorpresas, con un radicalismo unido como continuidad de la revolución y resultaba que el diablo metÃa la cola. ¡Dos radicalismos y uno dispuesto a hablar con el expatriado! A fines de octubre de 1956, unos dÃas antes de que el viejo partido se dividiera, el Gobierno convocó a elecciones para constituyentes con el propósito de reformar la Constitución de 1853. El objetivo, pispiar si aún le quedaban votos al peronismo y, en ese caso, cuántos, además de medir el potencial electoral de la UCRP. Nuevo fracaso. Perón ordenó votar en blanco y ganó: 2.180.000 votos. La UCRP, 2.156.000. La UCRI, 1.800.000. El socialismo, 525.000. Demócratas nacionales, 268.000. Demócratas progresistas, 228.000. Comunistas, 420.000. La conclusión fue clara para todos: en las futuras elecciones generales el antiperonismo ganarÃa si el peronismo persistÃa en la abstención. Pero si Perón tomaba la decisión de apoyar a Frondizi y el pueblo votaba como en estas elecciones, el asunto estaba definido. El nuevo presidente serÃa Frondizi. El acuerdo Perón-Frondizi ¿Se hizo o no se hizo? ¿Se firmó o no se firmó? Que se conversó, no caben dudas. En tal caso, si la firma de Frondizi al pie del escrito era la de él o fue "truchada" es un detalle menor que no contribuye a esclarecer el movimiento silencioso de placas tectónicas que se movÃan en las profundidades de la sociedad argentina, aspecto central a la hora de entender y comprender, que es la tarea de la historia. Comprender y entender, no juzgar. Rogelio Frigerio, que se habÃa transformado en el asesor privilegiado del doctor Frondizi, voló a Caracas, donde residÃa Perón. Al parecer, fue este último el que buscó el acuerdo, dado que, de persistir en el voto en blanco, habilitaba el surgimiento del neoperonismo hambriento de cargos y emolumentos, lo que ponÃa en riesgo el liderazgo de Perón. Fue el caso de Atilio Bramuglia, Alejandro Leloir, Jorge Antonio y el mayor Pablo Vicente, el mismo que habilitó al castrismo en el peronismo, que en combinación con BalbÃn, Francisco Manrique y Aramburu, alentaban el voto en blanco (Mariano Montemayor. Claves para entender un gobierno). Frente a la fractura del radicalismo el general Aramburu no tenÃa mucho juego, de modo que, para darle una mano más a su candidato, el doctor BalbÃn nombró en el Ministerio del Interior, para conducir el proceso electoral, a un hombre de la UCRP, Carlos Alconada Aramburú, ferviente antiperonista y, como si fuera poco, consuegro del doctor Raúl AlfonsÃn, que, muchos años más tarde, enfrentarÃa al doctor BalbÃn cuando este se acercaba y abrazaba con Perón. En sÃntesis, el giro de Frondizi hacia el peronismo no era otra cosa que la verificación en la superficie de un acercamiento de los sectores medios antiperonistas y de izquierda light hacia el caudillo, descalificado erróneamente como fascista. En ese acuerdo podÃa leerse la razón: "Con el fin de encontrar una salida a la actual situación de la República, promover la convivencia normal de los argentinos, poner fin a la polÃtica económica y social llevada a cabo a partir del 16 de septiembre…". El 23 de febrero de 1958 se imponÃa el doctor Frondizi con 4.050.000 votos frente a la UCRP, que levantó 2.416.400 votos; ganaba la UCRI en 23 distritos. Las heridas irÃan cerrando lentamente, faltaba un paso más. Y ocurrió 17 años más tarde, cuando el antiperonismo exaltado y rabioso expresado por BalbÃn, Aramburu, Francisco Manrique y el general AgustÃn Lanusse, volvió sobre sus pasos, al igual que el general Perón. El exiliado retornó al paÃs, convengamos no sin chicanas y golpes bajos, y fue presidente. Un ciclo se cerraba por voluntad de los autores que lo habÃan abierto. |