05-05-2024
"Periodismo, Corrupci贸n y Pol铆tica" por Carlos Sortino (*)
Est谩 muy bien que se investiguen y se denuncien todos los delitos enmarcados en el concepto gen茅rico de "corrupci贸n", cometidos por funcionarios de cualquier gobierno. Pero un gobierno, cualquiera sea su signo pol铆tico, deber铆a ser examinado por los efectos sociales de sus pol铆ticas p煤blicas: a quienes afectan y a quienes benefician. La corrupci贸n no las altera, porque su comisi贸n es posible en cualquier caso. Y, en cualquier caso, debe ser castigada.

En la d茅cada del noventa estuvo de moda en Argentina el "periodismo de investigaci贸n", que invirti贸 r铆os de tinta en casos de "corrupci贸n", lo que, seg煤n la l贸gica de los medios, que privilegia el esc谩ndalo a la informaci贸n, ofici贸 de cortina de humo que impidi贸 ver en toda su dimensi贸n los efectos sociales de las pol铆ticas p煤blicas.

Aquellos relatos designados como periodismo de investigaci贸n resultaron funcionales al proceso neoliberal. A pesar de presentarse como una suerte de "salvaguardia" democr谩tica, el periodismo de investigaci贸n no logr贸 insuflar una conciencia pol铆tica acorde a sus pretensiones y, por el contrario, ayud贸 a que se produjera el retiro de los ciudadanos de la participaci贸n en la cosa p煤blica, al mostrar y demostrar, una vez y otra vez, la impunidad del poder pol铆tico (contadas veces la del poder econ贸mico), con lo que tambi茅n mostr贸 y demostr贸, una vez y otra vez, la inutilidad de la participaci贸n pol铆tica como m茅todo de transformaci贸n.

Hay una teor铆a que esgrimen muchos periodistas: la sucesi贸n de casos de corrupci贸n, aunque despojados de la trama, llevar谩 a la sociedad a encontrar por s铆 misma esa trama, a tomar conciencia sin paternalismos sobre cu谩l es el verdadero conflicto.

Los hechos indican otra cosa: la sucesi贸n de casos de corrupci贸n despojados de la trama que los explica s贸lo ha conducido al descr茅dito de la actividad pol铆tica. Esa sucesi贸n de casos ha criminalizado la pol铆tica, la condujo a integrar el concepto jur铆dico de asociaci贸n il铆cita. El poder econ贸mico se mantiene indemne, porque, despu茅s de todo y no sin cierta l贸gica, la sociedad sostiene que sus abusos son consecuencia de la corrupci贸n pol铆tica. Lo que le falta a esa l贸gica es la identificaci贸n del agente corruptor.

 Pero, claro, no podemos olvidar que los medios forman parte del poder econ贸mico. Y que uno puede ser empleado de cualquiera de esos medios o ser un free-lance. Da lo mismo. El empleado est谩 bajo el imperio de su empleador, que tiene intereses econ贸micos y pol铆ticos que defender y que atacar, por lo que debe ajustar a esos intereses la producci贸n de su empresa. Y el free-lance tiene que lograr un producto vendible para ese mismo empleador (en este caso, comprador). Tambi茅n est谩 bajo su imperio.

Un periodista nunca es libre, salvo que comparta el campo ideol贸gico del empresario que lo emplea o le compra su producto. Cuando no comparte ese campo ideol贸gico, es, simplemente, un esclavo de sus necesidades materiales. Y, como tal, una persona que vende su poco o mucho talento al mejor postor.

Si el periodismo descubre pr谩cticas corruptas (econ贸micas o pol铆ticas), pero no indaga sobre sus condiciones de producci贸n (necesariamente ligadas a ineficaces o c贸mplices pol铆ticas p煤blicas) y no persigue las causas por las cuales casi nunca son condenadas (tambi茅n por ineficacia o complicidad), s贸lo es una pieza m谩s en la "estrategia del esc谩ndalo": descubre la corrupci贸n, pero encubre su sentido. Pone a la vista de todos la impunidad del poder pol铆tico (rara vez la del poder econ贸mico), colaborando as铆 en la desafecci贸n colectiva por la cosa p煤blica, lo cual fortalece el sistema corrupto, sea cual fuere el sentido social de las pol铆ticas p煤blicas.

驴Por qu茅 poner el acento en el periodismo, en sus condiciones de producci贸n y en sus efectos sociales? Simplemente, porque una de las grandes mediaciones entre la realidad colectiva y la realidad individual es la praxis period铆stica, que legitima o impugna pol铆ticas p煤blicas y negocios privados y con cuyas publicaciones u omisiones se construye el sentido com煤n, que, convertido por ese mismo malabar en opini贸n p煤blica, no es s贸lo una fuerza de la que no se puede prescindir, sino tambi茅n -y en gran medida- un patr贸n pol铆tico.

Yo tambi茅n estuve all铆.

(*) Periodista, Trabaj贸 en el diario "El D铆a" de La Plata y en P谩gina/12.  Ex docente de la Facultad de Periodismo de la UNLP. 

Dirigente platense de Unidad Socialista para la Victoria, que conduce Jorge Rivas.