29-04-2024
驴Qu茅 hicieron mal los jueces?, por Eduardo Capdevila (*)
Un an谩lisis que aborda el mensaje de afectaci贸n jur铆dica y sobre la estructura social que dejan los fallos de los pol茅micos jueces Piombo y Sal Llargu茅s, M谩s all谩 del repudio, pensar el fondo de la cuesti贸n.

Ver un chico andrajoso pidiendo monedas en la calle en plena ma帽ana irrita; pero lo que afecta es la ni帽ez violada en el sentido m谩s profundo. Ver un hijo pegarle a su madre o al abuelo irrita; pero lo que afecta son los valores familiares y de respeto generacional que evitan la descomposici贸n social. La irritaci贸n sostiene la virulencia y las reacciones viscerales; pensar en las afectaciones obliga a ejercicios de pensamiento profundo, muchas veces inc贸modos pero siempre reveladores.

La irritaci贸n y la afectaci贸n son estadios de situaci贸n del hombre en sociedad. La primera es la reacci贸n ante la lesi贸n inmediata de principios y normas humanas de convivencia; la segunda es la afectaci贸n estructural que esa lesi贸n tiene a largo plazo sobre un orden mayor, que a veces no se vislumbra porque la vehemencia anterior afecta las posibilidades de an谩lisis de fondo.

Por estos d铆as son noticia, con motivos m谩s que merecidos, los jueces de Casaci贸n de San Isidro, Horacio Piombo y Ra煤l Sal Llargu茅s, por su fallo que redujo la pena de un profesor que abus贸 de un nene de 6 a帽os, sostenido en el argumento de que la v铆ctima ten铆a tendencias gay producto de anteriores violaciones de su padre biol贸gico (preso), lo cual adem谩s "no hac铆a tan ultrajante" el hecho.

Esta irracionalidad jur铆dica y psicol贸gica -entender que un chico define su identidad a tan corta edad cuando lo hace en la adolescencia-, ya ten铆a antecedentes. Por ejemplo, la atenuaci贸n de pena a un pastor evang茅lico que embaraz贸 dos adolescentes de 16 a帽os, con el argumento de que las chicas se hab铆a iniciado sexualmente muchos a帽os antes y ten铆an maduraci贸n suficiente para el consentimiento y la experiencia con el placer consciente, por venir de familias pobres con hacinamiento dom茅stico, falta de intimidad, promiscuidad y fuga de hogar. Tambi茅n fueron indulgentes con un taxista que robaba, golpeaba y abusaba de mujeres, con el atenuante de que no lleg贸 a matarlas.

Estos y otros pronunciamientos, te帽idos de discriminaci贸n, elitismo, machismo y patriarcado, hicieron merecedores a los jueces de la expulsi贸n del Consejo de la Magistratura, la rescisi贸n de contratos docentes en dos universidades y el repudio de entidades legislativas, colegios profesionales de abogados, universidades e instituciones civiles que protegen los derechos de v铆ctimas de violaciones.

Un oprobio sostenido desde la m谩s pura l贸gica de los principios de derecho, de la connivencia social y valores humanos. Todo lo que se dijo es poco sobre estos magistrados, que parecen regodearse y solazarse con el abordaje a contrapelo de los delitos sexuales; como si disfrutaran el encono cosechado, como si cada foja fuera una semilla de provocaci贸n para el fallo final del esc谩ndalo.

Pero, sin entrar en la imposibilidad de ser abogados del diablo, hay que pensar con seriedad cu谩l es el mensaje de las afrentas jur铆dicas y sociales de estos jueces. Volviendo al principio, sus fallos generan irritaci贸n; pero cabe preguntarse cu谩l es la afectaci贸n estructural mayor que ponen sobre la mesa.

Hay algo detr谩s del acto de diluir o atenuar las responsabilidades penales a victimarios por la condici贸n social o por la presunci贸n de identidad sexual temprana a ra铆z de delitos preexistentes de las v铆ctimas.

Los jueces est谩n poniendo como condici贸n para alivianar penas la estructura social en descomposici贸n y situaciones de degradaci贸n estructurales.

Su proceder vulnera el principio por el cual la Justicia es el poder del Estado reparador de derechos vulnerados. Lejos de fijar una condena proporcional a los derechos o bienes afectados a las victimas, eval煤an las condiciones de existencia de estas 煤ltimas, ya objeto de otros delitos y p茅rdidas, para trazar un juicio que aminora la condena e interpela a una estructura mayor.

Es decir, en un orden social injusto y estructuralmente condenatorio para miles de personas, la Justicia como poder del Estado deja de ser el poder reparador frente a los da帽os; lejos de eso, las consagra. El juez deja de ser quien restituye el orden ideal con penas proporcionales a la lesi贸n de derechos. Primer principio de afectaci贸n a largo plazo.

Generalmente los fallos del derecho penal ponen en consideraci贸n las condiciones sociales y materiales de los victimarios para comprender contextos y actitudes y atenuar penas. Pero los jueces de la pol茅mica analizan las de las v铆ctimas para fundamentar el perd贸n al victimario. Esto es doblemente grave. Para colmo, en delitos sexuales, que convierten a la v铆ctima en sujeto de sumisi贸n a golpes y satisfacci贸n carnal de otro. Este es el segundo principio de afectaci贸n estructural.

Igualmente, algunos fallos de estos jueces interpelan a la sociedad y sus miserias. Por esto, no deber铆a elegirse s贸lo el camino del repudio a los magistrados. Hace falta un an谩lisis profundo y un abordaje integral de los considerandos de los pronunciamientos. Porque el aumento de la violencia institucionalizada, de los embarazos de adolescentes casi nenas, de los abortos clandestinos a chicas, del consumo de drogas y la alteraci贸n de valores son preexistentes a cualquier barbaridad jur铆dica. Pero es m谩s f谩cil insultar un juez que asumir la propia degradaci贸n generalizada. Es claro que la justicia debe reparar da帽os sobre casos particulares; pero no cambia una sociedad injusta.


(*) Licenciado en Comunicaci贸n Social; periodista y docente de la Facultad de Periodismo y Comunicaci贸n Social de la Universidad de La Plata.