La decisión que adoptó la Convención Nacional de la U.C.R. en Gualeguaychu, significo haber rifado la historia y los principios del radicalismo al sellar un acuerdo con el PRO, tirando por la borda una construcción política progresista como lo era el Frente Amplio UNEN el cual obtuvo un 24% de los votos en las elecciones legislativas del 2013 tras imponerse en varias provincias del interior del país.

 

De acuerdo a esos antecedentes electorales, este frente estaba en condiciones de disputar el poder en la Argentina en el 2015 si no fuera por las actitudes de algunos dirigentes como Elisa Carrio y Ernesto Sanz que firmaron el acta constitutiva del frente con tinta indeleble porque al otro día de que se constituyera ya estaban trabajando para destruirlo y cambiar el rumbo hacia la derecha en las alianzas electorales para afrontar las elecciones presidenciales del corriente año.

 

Además, creo que la unidad con la derecha nos llevará a otro fracaso similar al de la Alianza porque en coincidencia a lo que paso en 1999 los mismos actores que impulsaron a Fernando De la Rua como candidato a presidente de la UCR son los mismos que boicotearon una eventual candidatura de Raúl Alfonsín (Federico Storani, Jesús Rodríguez y Coti Nosiglia)  aludiendo razones electorales determinadas por las encuestas son los mismos que impulsaron a Ernesto Sanz y un acuerdo entre el radicalismo y el PRO y los resultados de esta oportunismo electoral quedaron a la vista con el estrepitoso fracaso del gobierno aliancista en diciembre de 2001.

 

Por otra parte, creo que este acuerdo está condenado al fracaso no solo en términos electorales sino también políticos porque lo que va a suceder es un reacomodamiento de las diferentes fracciones del justicialismo detrás del que mejor mida para enfrentar a este espacio sino que además es el mejor escenario para el gobierno ya que hace años eligieron a Macri como el principal adversario para contrastar dos modelos de país. Por un lado, el proyecto nacional y popular que supuestamente ellos mismos encarnan y por otro la derecha conservadora encarnada por Mauricio Macri y el radicalismo liderado por Ernesto Sanz.

 

En definitiva, bajamos las banderas, sacrificando principios e ideales por promesas electorales, y más temprano que tarde seremos nuevamente víctimas de la improvisación política porque estoy convencido que esta alianza no solo no tiene un programa de gobierno para afrontar los problemas futuros de la Argentina sino que en caso de llegar al poder en el camino se presentaran propuestas y recetas mágicas para afrontarlos que terminaran significando un grave retroceso para el país.

                                                                             BUENOS AIRES, 16 de marzo de 2015.-

(*) Presidente Juventud Radical (1995) y Presidente Comité UCR Chascomús (2003)