Por encima  de las diferentes consideraciones que se puedan tener frente a la muerte de Alberto Nisman,  creo que el motivo originario de esta  "marcha del silencio" era  honrar la figura de un fiscal valiente, más allá de dar a priori como validas las líneas argumentales de su denuncia.

El hombre estudio un tema, lo repaso meticulosamente durante mucho tiempo, verificó el cambio de rumbo político y expuso su denuncia a la opinión pública. Si tenía o no razón,  lo deberá decidir la justicia, y esto llevara mucho, muchísimo,  tiempo. 

Lo que esta claro con esta marcha  es que el país se va polarizando en dos campos opuestos, irreconciliables y muy bien definidos, en lo que algunos denominaron como "la grieta".

Por un lado están los UNOS que piensan en un país ordenado bajo las normas constitucionales liberales del siglo XIX, con sus posteriores reformas y adaptaciones. 

Por el otro lado están  los OTROS, que piensan tal vez no como Rosas cuando hablaba del "papelito",  pero que no están tan lejos de coincidir  que las democracias liberales no expresan las verdaderas necesidades del pueblo.

En el medio de esta contienda esta la gente, que al decir de  Scalabrini Ortiz "esta sola y espera". ¿Y que espera nuestra gente? Espera un país mejor, más seguro, con más equidad, con menos injusticia, con menos corrupción, con más salud y educación. Ojala la marcha sirva para esto.

 (*)  Presidenta de la Sociedad Odontológica de La Plata.