"No sé lo que hice, nunca quise matar, pido perdón a Dios si lastimé a alguien. No quiero vivir más, necesito ayuda", dice la carta que escribió Lucas Azcona desde el pabellón especial del penal de Ezeiza donde se encuentra detenido.

Los investigadores ya no tienen dudas de la autoría del crimen, ya que la prueba de ADN fue determinante. Las imágenes captadas por las cámaras de la calle y su sangre hallada en la escena del crimen, son las pruebas más contundentes contra Azcona, sumado a declaraciones testimoniales clave.

Azcona es el único detenido por el crimen de la estudiante chilena y fue declarado imputable por la junta médica que le realizó pericias psiquiátricas, que además determinó que tiene un perfil misógino.

Azcona fue sometido a diversas pruebas que determinaron que es imputable. Se le realizó el test de Bender (para determinar si tiene trastornos neurológicos o emocionales) y el test de Rorschach (una evaluación de personalidad). A raíz de los resultados, la junta médica concluyó que presenta "rasgos psicopáticos".

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