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25-07-2014 | directora de Ayurema Corazón | |||
Gisella Didio : “Con nuestro trabajo podemos cambiar realidades” | |||
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En un predio de una hectárea, en la localidad de Arturo Seguí, más concretamente en 159 entre 411 y 412, 20 caballos y más de 40 niños y jóvenes juegan mientras cae la tarde, la escena se repite cada semana. Allí, Gisella Didio coordina una ONG llamada Ayurema Corazón, cuyo trabajo consiste en llevar la equitación a los sectores populares. Concretamente lo que hace es utilizar el mundo ecuestre como refuerzo y apoyo para mejorar la autoestima, la autoconfianza y la atención de los niños, y así favorecer la integración social, potenciar la socialización fuera de ámbito familiar y escolar, a través de la actividad física y la comunicación con el mundo de los caballos. Este proyecto, que surgió hace más de siete años busca romper con la idea de que la equitación es un deporte de elite. "Queremos demostrar que la equitación llega a los barrios más humildes y con una forma de inclusión muy importante. Es muy llamativo para la juventud y los niños, más allá de la responsabilidad que conlleva para ellos mismos: hacerse cargo de un caballo, de un compañerito y mostrarles que no hay límites si uno se prepara; ese es un poco nuestro trabajo y nuestro desafío", explicó Didio, quien empezó a cabalgar cuando apenas tenía tres años. "Trabajamos con chicos de bajos recursos que tienen muchas carencias, a través del caballo ayudamos y desde la inclusión, para que no estén en esa situación de riesgo en la calle, en la esquina. Que aprendan que esto no termina en el deporte, sino que va más allá en la capacidad de aprender a ser ciudadanos, que es responsabilidad de todos. Que el Estado somos todos, y eso queremos incentivar a través del deporte, entender que la política es la principal herramienta para transformar las realidades. Con nuestro trabajo podemos transformar realidades", argumentó Didio al ser consultada sobre el objetivo de Ayurema Corazón. Si bien la ONG apunta a trabajar con niños y jóvenes, las mismas necesidades del barrio fueron generando que se acerquen las familias enteras, es por eso que el grupo que se generó es amplio y heterogéneo. Es que Arturo Seguí es un barrio donde viven más de 14 mil personas, allí no hay ambulancias y muchos de los servicios no llegan, como es el caso de la luz. "Estamos lejos del centro entonces no es habitual que haya mejoras, supongo que pasa en todos los barrios de la periferia de La Plata", lamentó Didio. Pero en el predio donde funciona Ayurema Corazón, la solidaridad de los vecinos está presente, y todos trabajan en el mantenimiento del lugar, principalmente de las pistas donde los niños practican equitación. "Tratamos de abarcar todas las necesidades, desde la militancia, desde la voluntad. Nosotros no decimos: "es muy chiquito, que no venga", entonces los hermanos van trayendo a los más chicos y se ha conformado un grupo muy grande", comentó Didio, satisfecha con el apoyo de sus compañeros. El principal conflicto con el que batallan a diario es la droga, algo muy común de ver en varias esquinas de los barrios, donde los niños y jóvenes tienen gran facilidad de acceso. Acá es donde Ayurema Corazón aparece como una alternativa, como lo explicó su directora: "Es necesario estar contenido para no elegir ese camino, porque es muy fácil conseguir droga. Uno desde su humilde lugar trata de generar conciencia y mostrarle otras realidades, a un grupito de 10, 20, 30 chicos, evitando que lleguen a ese lugar tan cruel y de destrucción total". La historia de Gisella tiene algunas similitudes con la de los niños que hoy ayuda, ya que ella también quería cabalgar, pero la cuota de un club hípico era altísima para la familia. Incapaz de abandonar sus sueños, decidió ir a probarse a un club y allí, al notar que tenía condiciones, la aceptaron pagando un arancel mucho menor. Quizás por eso, a los quince años, le propuso a su mamá hacer un predio para que los chicos del barrio puedan practicar equitación. "¿Por qué lo que yo sé no enseñarlo a los que menos tienen, a los que no pueden ir a un club hípico?", se preguntó Gisella. En estos siete años la ONG ha visto como a través de la equitación, se armonizan los sentidos del cuerpo de los niños, ya que el animal transmite templanza y paz. Gisella recordó como la historia más destacada la de Luis, un adolescente que hoy tienen 14 años, pero que empezó a concurrir a los 7, precisamente cuando Ayurema Corazón estaba dando sus primeros pasos."Luis es un excelente jinete, muy responsable, cuida a los caballos. Se nota su responsabilidad y su pasión absoluta, por los animales y el deporte", celebró Didio. Con voluntad y sacrificio de todos esta ONG ya lleva más de siete años caminando y van por más, ahora están buscando poder construir un SUM (salón de usos múltiples) para llevar adelante otras actividades que no tienen que ver con la equitación pero que hacen a las necesidades de los habitantes de Arturo Seguí, como ofrecer una merienda, implementar el Plan FinEs 2 o algunos cursos de manualidades, que las mismas vecinas se han ofrecido a dar. Ayurema Corazón busca seguir creciendo y sueña con llevar la equitación social a otros barrios y localidades, según informó Diario Platense. |