La Plata: “Baldosas por la Memoria” de Ángel Georgiadis y Horacio Rapaport
29-07-2025
19-03-2014 | en el Centro Cultural Islas Malvinas
La Plata: “Baldosas por la Memoria” de Ángel Georgiadis y Horacio Rapaport
Este lunes 24 a las 12 la Municipalidad de La Plata colocará dos marcas de la serie "Baldosas Blancas por la Memoria" en el Centro Cultural Islas Malvinas (19 y 51) en homenaje a Ángel Georgiadis y Horacio Rapaport.
La Subsecretaría de Derechos Humanos de la Municipalidad de La Plata continúa con la colocación de las "Baldosas Blancas por la Memoria" para señalizar los sitios donde la dictadura cívico militar realizó secuestros o asesinatos, en honor a las víctimas del terrorismo de estado.

En esta ocasión se homenajeará a Ángel Georgiadis y Horacio Rapaport quienes, además de compartir una comprometida militancia, fueron detenidos juntos en la cárcel de máxima seguridad de La Plata, la Unidad 9 (U-9), y luego fusilados por los represores. La versión que hicieron correr los asesinos fue que los detenidos habían querido fugarse. 

Angel Alberto Georgiadis provenía de la agrupación Descamisados, y al momento de su detención militaba junto a su esposa, María Teresa Piñero (Teté), en la organización Montoneros. Él en la conducción de la columna Sur y ella a nivel barrial.

A mediados de 1975; Ángel cayó preso en una situación absurda. Manejaba un Citroën y se metió de contramano por una calle donde había una comisaría. Lo pararon y al revisarle el auto la policía encontró panfletos de la organización. Lo encerraron en el Penal de Devoto, y ahí quedó hasta finales de ese año, cuando lo mudaron a la U-9. Tiempo después de la detención, allanaron la casa donde vivían Ángel y Teté en Lomas de Zamora. No encontraron nada significativo. Teté se salvó al igual que su bebita de un año y medio, María de la Paz. Los militares se llevaron alhajas, sus alianzas, una radio, fotografías, documentación personal y un juego de té que les había regalado el célebre pensador, don Arturo Jauretche. 

Durante la detención, Ángel y Teté se mantuvieron en contacto por cartas. Él le hablaba de su "amor" hacia ella y a la "vida". En 1976 le decía que se emocionaba con "las cosas más sencillas". Le hablaba de sus sueños al salir de la cárcel: "15 días en carpa en Villa Gesell". De cómo extrañaba a la beba, "la Gorda".

Al comienzo, Teté pensaba que todo pasaría rápido, "parecía una causa fácil". Hasta donde ella sabía, su marido estaba a disposición del Poder Ejecutivo y bajo custodia del juez Federal platense Leopoldo Federico Russo, que lo tenía detenido por la ley 20.840 (Ley Antisubversiva). Ese juzgado era su referencia para las consultas. "Mi suegra me avisó que lo habían trasladado, y cuando le voy a preguntar al juez me amenaza podría decirse: 'Mejor deje todo en manos de la justicia, que en vez de uno van a ser dos´. Después nunca más me atendió", contó.

Hasta el 13 de diciembre de 1976 la situación en la U- 9 había sido en "buenas" condiciones. Pero ese día, que coincidió con la asunción de Abel David Dupuy a la jefatura del penal, todo cambió. 

"A las 5 de la mañana se produce una gran requisa, terrible, con muchos golpes. A mi marido lo golpean y lo torturan. Él me enviaba cartas pero nunca me lo contó. Me enteré por otro preso que estaba en la celda de al lado, que me dijo que escuchó que a Ángel lo golpearon y lo torturaron varios hombres y por mucho tiempo, y que no se quejó ", declaró Teté en la causa. La brutal requisa fue la antesala de las ejecuciones. Ángel ese mismo día fue alojado en las celdas de castigos, denominadas "chanchos", en el "Pabellón de la Muerte".

Las mismas cartas de Angel dan cuenta de cómo se endurecían las condiciones de su detención hacia enero de 1977. "Cada día es más difícil vivir como preso", decía. En la última carta le plantea a Teté que esté "preparada" para "asumir la responsabilidad de los dos". A la vez, le cuenta que su gran "anhelo" es que "entre julepe y julepe pase pronto el 77".

El 26 de enero Ángel junto a Julio Urien fueron trasladados al Regimiento de Infantería Nº 7 para ser supuestamente interrogados. Esa es la última vez que alguien lo vio con vida. Urien fue liberado porque su familia había realizado gestiones ante el nefasto ministro del Interior, el general Albano Harguindeguy, que era pariente lejano de su madre. Una de las últimas frases que los compañeros de celda escucharon de Ángel fue: "Somos como canarios enjaulados. Estamos a la espera del zarpazo del gato".

El traslado no fue un mero acto de las Fuerzas Armadas: habría mediado un aval judicial para llevarlo al establecimiento militar, y ahí, a los pocos días, lo mataron. 

Para el Tribunal Oral Nº 1 se trató de un homicidio (según definió en la sentencia) del que responsabilizó al jefe de la U-9, Abel Dupuy, y a un grupo de penitenciarios, y que se inscribía una sucesión de asesinatos de presos políticos detenidos allí. 

María Teresa aún recuerda aquellas cartas que le enviaba su compañero y donde en una de ellas parafraseando a Raúl Scalabrini Ortíz le decía: "Yo ya no estoy solo ni espero, porque te encontré a vos". Y, más adelante, señalaba: "Somos la voz de los que no tienen voz".

Horacio Luis Rapaport era arquitecto y docente en la UBA y militaba en Montoneros. El 5 de agosto de 1975 se produjo su detención cuando estaba con su auto nuevo estacionado en Quilmes. De inmediato fue trasladado a la Brigada de Quilmes y luego a la U-9 de La Plata. 

Su familia consiguió un abogado de apellido Astocolés que presentó un Habeas Corpus que nunca tuvo respuesta, y al tiempo el jurista fue desaparecido.

A la semana Susana Quirós, su esposa, tuvo una breve charla con él: "Horacio se levantó la remera y me mostró las heridas que le causaron las torturas".

El 25 de diciembre de 1976 fue la última vez que Susana vio a su marido. El 31 no pudo ir porque allanaron su ex casa y, obligada por la situación, se trasladó con su hija de dos años y medio hacia Uruguay, a una casa del padre de Horacio, Enrique Rapaport.

Tiempo después, Susana volvió para ver a su esposo. Al llegar a la U- 9 presentó su documento y le dijeron que había sido trasladado. "Entro a la cárcel y uno de los señores de la requisa me acerca un vaso de agua y me dice: `señora, usted tiene una nena chiquita y ahora tiene que vivir por ella´. Ahí deduje la muerte de mi marido", recordó.

A los pocos días le llegó el telegrama a la familia Rapoport. "Comunico a usted oficialmente que su esposo Horacio Rapaport al ser trasladado por fuerzas militares para ser indagado se infiere heridas que le ocasionan su deceso", explicó Susana.

Susana fue al Regimiento 1 de Palermo donde la derivan al Departamento de Policía de la Provincia de Buenos Aires. En ese lugar la atienden luego de esperar doce horas, donde le ponen condiciones para la entrega del cuerpo de Horacio.

"En primer lugar me va a decir ahora mismo donde lo va a enterrar, en segundo lugar usted no va a publicar en ningún lado ni se puede hacer un velatorio. Mucho menos contactarse con los familiares de la Unidad 9 porque en vez de uno podrían llegar a ser dos", le dice un uniformado.

"Antes de sellar el cajón me hacen pasar. Me acerco, lo veo. Ya no era Horacio. El color, el rigo mórtice, la hinchazón. El cuerpo estaba con una barba postmortem de tres o cuatro días", relató sobre ese momento.

"No estaba golpeado y tenía en ambos brazos dos cortes superficiales, uno en cada lado. Para llegar a una vena importante había que atravesar varias capas, por lo que no fue suicidio. Lo reconozco, miro hacia atrás y había otro cuerpo tirado. El olor todavía lo siento. Veo otro cuerpo. Todos presuntamente muertos. Era horroroso", expresó.

Susana hizo una reflexión con respecto a lo que sucedió con su marido: "La teoría del suicidio es ridícula, puesto que mi marido no tenía para nada una personalidad depresiva, al contrario. Lo han relatado los compañeros. Era un tipo vital, deportista, jugador de rugby e hincha de estudiantes. Jugábamos al tenis. Era muy exigente. Hacía cine, se recibió de arquitecto. Polifacético. Era riguroso para cuidarse. Hacía gimnasia en la cárcel, en una celda de 2 por 2". 

El entierro del cuerpo de Horacio se realizó en el cementerio de la Chacarita, y su mujer estuvo bajo amenaza hasta el regreso de la democracia.

Estas fueron las palabras finales de Susana en la causa: "Espero que mi testimonio sirva para esclarecer tantas muertes, tantas desapariciones, tanto horror en este país. Quiero decir que Horacio está presente".

En la Causa Penal por los delitos cometidos durante la dictadura cívico militar en la U-9 se investigan también los asesinatos de Rufino Pirles, Dardo Cabo, Juan Carlos Deghi; un hombre de apodo "Gorosito", que sería Humberto Mariano Rodríguez; Roberto Lasala; Marcos Ibañez; y un hombre de apellido Pintos. Además, se investigan las desapariciones de Juan Pettigiani, Gonzalo Carranza, Guillermo Segalli, Miguel Alejandro Domínguez y un hombre de apellido Gallardo.

El proyecto "Baldosas por la Memoria" fue aprobado en 2010 por el Concejo Deliberante mediante la ordenanza Nº 10.353. En cada baldosa se leen los nombres de los desaparecidos, su fecha de secuestro y su pertenencia política. Se utiliza como módulo una baldosa similar a las que se emplean en las veredas de la ciudad y se distribuye de la forma más adecuada. La cerámica es una obra de los artistas Florencia Thompson y Pablo Ungaro, que resultó seleccionada en convocatoria pública formulada por la Subsecretaría de Derechos Humanos, y por jurados representativos de los distintos organismos de la ciudad de La Plata.

Entre otros ejemplos, se pueden señalar las baldosas colocadas en 58 Nº 424 entre 3 y 4 (lugar donde vivió y fue secuestrado Eduardo Mingo), 45 Nº 741 entre 9 y 10 (la casa de Juan Domingo "Bocha" Plaza) 17 entre 75 y 76 (casa de Panchito López Muntaner) 45 Nº 1131 (lugar de secuestro de Lidia Delia Fernández) 8 Nº 532 entre 42 y 43 (lugar de secuestro de Ricardo Arturo "Pátulo" Rave), 62 y 139 (en homenaje a Rubén Abel Beratz, Juan Alberto Schudel, Carlos Alberto Carpani y Ricardo Cittadini), 30 entre 55 y 56 (homenaje a los ya mencionados Diana E. Teruggi, Roberto Porfidio; Daniel Mendiburu Eliabe, Juan Carlos Peiris y Alberto Oscar Bossio), 9 Nº 131 entre 34 y 35 (en homenaje a los hermanos Isidoro y Jesús Peña), 57 entre 12 y 13 (en homenaje a Daniel Favero, María Paula Alvarez y Luis López Comendador), 6 Nº 1528 entre 63 y 64 (en homenaje a Carlos Eduardo Lugones), 140 y 69 (en la casa de Jorge Julio López), Diag 73 y 20 (por Claudio de Acha) y 117 e/ 68 y 69 (homenaje a Héctor Araujo).

Cabe resaltar que todos aquellos interesados en la colocación de alguna de estas marcas pueden comunicarse con la Subsecretaría de Derechos Humanos a través del teléfono 423-5344 o enviando un correo electrónico a derechoshumanoslaplata@gmail.com

El acto en homenaje se realzará este lunes 24 de marzo al cumplirse 38 años del golpe  en el Centro Cultural Islas Malvinas (calle 19 y 51) al mediodía y participarán el intendente Pablo Bruera, la subsecretaria de Derechos Humanos del Municipio, Marta Vedio, demás autoridades municipales, familiares, compañeros y amigos de la víctima, Madres de Plaza de Mayo, representantes de diferentes organismos de Derechos Humanos y vecinos de la zona.

Por otro lado, como parte de las actividades por el Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, la Municipalidad de La Plata expone la muestra "Mujer y Memoria" desde el jueves en el Centro Cultural Islas Malvinas. 

El domingo a las 19 en el Centro Cultural Pasaje Dardo Rocha actuará el grupo Arbolito y el lunes a las 17 en el ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio, el "Pozo de Arana" se presentará la banda de rock, Las Pastillas del Abuelo. 

Además, la comuna invita a recorrer el "Circuito de la Memoria", que incluye la Casa Mariani-Teruggi, el Museo de Arte y Memoria, el Pozo de Arana, el "Mausoleo de detenidos-desaparecidos, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo" y las "Baldosas Blancas por la Memoria". Se trata de la difusión de determinados sitios que invitan a "la reflexión y a la comprensión de los sucesos de la última dictadura cívico-militar".