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03-09-2013 | Tenis | |||
Roger Federer tras su caÃda: "Fui autodestructivo" | |||
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Cuesta creerlo. No parece cierto. Hay que refregarse los ojos para empezar a entender, a procesar semejante golpe, tamaña caÃda de la leyenda. Los ojos están humedecidos; ¿será el 90% de humedad que empapa la piel o la melancólica sensación de reconocer vulnerable a alguien que supo lucir la perfección en cada court que pisó? En realidad, que esculpió la perfección con su raqueta. Que hizo gala de la elegancia corporal en el circuito durante más de una década y que, a los 32 años, pese a no resignarse y a seguir buscando alternativas, como el cambio de raqueta, parece cada vez más cerca del final.
Duele decirlo y varias veces ha resurgido, cual si fuera un Ave Fénix. Pero ese mismo Roger Federer , más sudado que nunca en el estadio Louis Armstrong (estaba proyectado que jugara en el Arthur Ashe, pero el diluvio modificó el programa), que saluda en la red a su verdugo, el empeñoso español Tommy Robredo, acarrea una temporada irreconocible, muy pobre, en la que finalizará sin disputar una final de Grand Slam por primera vez desde 2002. Si hasta hace un tiempo al suizo se le contabilizaban los récords positivos, en los últimos tiempos se le acumularon las estadÃsticas negativas en el bolso. Roger está afuera de Nueva York, está eliminado del torneo que conquistó en cinco oportunidades. Y, más allá de lucir una imagen artÃstica en sus primeras ruedas (sobre todo ante Charly Berlocq), la última postal alarma. Preocupa. Incomoda. Ese no es Roger, no es el gran Roger de los 17 Grand Slams, de las 302 semanas como N° 1. Pero sÃ, es el mismo Federer, el actual, a quien el tiempo tampoco perdona.
Federer no se despedÃa en los octavos de final del US Open desde 2003, cuando perdió con David Nalbandian. "La confianza hace todas estas cosas. Se ocupa de todas las cosas que uno no suele pensar, enojarse y ponerse nervioso. Pero creo que han sido difÃciles los últimos tres meses, ya saben. Mi consistencia todavÃa no está ahÃ, estoy jugando con altos y bajos frente a un jugador de calidad y se hace difÃcil mantener el nivel", dijo Roger, ofuscado con él mismo, durante la rueda de prensa, a la que llegó muy rápido después de perder en el segundo court en importancia de Flushing Meadows, donde tenÃa un récord de 7-1 (sólo habÃa perdido allà cuando debutó en el certamen, en 2000). Los organizadores, el público y todos aquellos interesados en el último Grand Slam del año anhelaban un choque de cuartos de final frente a Rafael Nadal, pero no podrá ser (hubiera sido el primer clásico en el Abierto estadounidense). Robredo -22°, 31 años-, un obrero del tenis, que el año pasado cayó al 471° del mundo por una lesión en un tendón de la pierna izquierda y tras padecer una cirugÃa, trabajó con perseverancia. Incluso, no se le cayeron los anillos participando del Challenger Tour y ayer, precisamente en el dÃa del trabajador en EE.UU., se impuso en tres sets: por 7-6 (3), 6-3 y 6-4. "Es un sueño ganarle. Me temblaban las piernas", dijo Robredo. "Siento que perdà conmigo mismo, sin sacarle crédito a Tommy. Él se ocupó de pasar muchas pelotas y yo intenté hacer la diferencia, pero no pude. Fui autodestructivo. Esto es muy decepcionante para mÃ, especialmente siendo en cancha rápida. Fue frustrante", reconoció Federer, que sólo anotó 2 de los 16 puntos de break point que tuvo (13%) y registró 45 errores no forzados, contra 26 del español.
El suizo ocupa el séptimo lugar en la carrera al Masters de Londres. Habrá que ver en qué posición queda luego del US Open. Pero pensar que puede quedarse afuera de la cita de fin de año, donde juegan los mejores ocho de la temporada, donde no falta desde 2002 y que ganó seis veces, ilustra el presente de Roger. "No voy a cambiar mi calendario. Voy a jugar los torneos que tenÃa previstos. Ahora quiero olvidarme de esta derrota lo más rápido posible", concluyó, cortante, Federer. Desconociéndose. Sin comprender por qué falla lo que antes jamás hubiera fallado. Frágil. Triste, como están todos los que aman el tenis y temen que el dÃa del retiro esté cerca.
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