El equipo de Floresta reúne 11 puntos en la clasificación y continúa sumando para garantizar su permanencia en Primera.

Independiente, sumido en zona de descenso directo y con un coeficiente de 1,116, no sólo depende de los resultados propios sino también -cada vez más- de los ajenos para no caer en una B Nacional que, ahora, no parece tan lejana.

En el arranque, los dos equipos mostraron la plausible intención de abrir la cancha. Y en ese contexto de ida y vuelta, el equipo local pegó primero.

A los 7m., Angel Vildozo se iba al gol y fue derribado por Julián Velázquez fuera del área. El árbitro Sergio Pezzotta sancionó el tiro libre y la correspondiente ejecución de Sarmiento ingresó por el ángulo superior izquierdo de Diego Rodríguez. 1-0, cuando casi nada había pasado.

La desventaja trastocó los planes iniciales del Rojo y lo puso nervioso. El equipo visitante dejó de hacer lo que había hecho en el tramo inaugural del juego y perdió la posesión de la pelota en la zona central. Inclusive, el colombiano Fabián Vargas se fue lesionado con un golpe.

Así y todo, Independiente, con sus urgencias a cuestas, tuvo sus oportunidades por el costado izquierdo, con Osmar Ferreyra como protagonista.

A los 17m., el ex River y San Lorenzo metió un remate cruzado que se fue desviado y a los 22m. repitió el disparo y pudo controlar con esfuerzo el arquero Cambiasso.

Sobre los 39m., otra pelota detenida enviada por Ferreyra derivó en un cabezazo de Santana, el defensor Ferrari rechazó contra su valla y el balón se fue apenas por encima del travesaño.

Apenas comenzada la segunda etapa, el equipo de Pepe Romero (quien mañana cumplirá efectivamente seis años al frente de la entidad de Floresta) tuvo dos chances nítidas para aumentar la diferencia. Primero, un disparo de Sarmiento salió apenas afuera (2m.) y el tucumano Perea exigió una buena atajada de Diego Rodríguez (5m.).

A esa altura de la noche,  Ernesto Farías ya había reemplazado a un inexpresivo colombiano Juan Caicedo, pero el Rojo ya transitaba por la intrascendencia de un juego que no ofrecía respuestas.

Por el contrario, All Boys pareció asentarse. Con un buen despliegue de Perea, con el toque de Montoya Muñoz y la solidaridad de los demás componentes del ataque, el local pudo haber liquidado el pleito con mostrar, solamente, mayor eficacia.

  

Independiente, consumido por la presión, no tuvo chispa como para provocar desequilibrio por los costados y la defensa local se exhibía firme. Entonces, cada avance del conjunto del Tolo Gallego parecía caer en un embudo.

El elenco de Avellaneda tuvo su primera chance clara en el segundo período, a los 37m., con un remate de Morel Rodríguez que se fue desviado. Muy poco para un equipo que necesita hallar rápidamente el sendero del fútbol.

Los últimos minutos de la película mostraron a un Independiente jugado, con defensores en posición de ataque y a los 45m. lo definió el sanjuanino Vildozo, en una contra. 2-0.

Independiente dejó otra imagen de impotencia con la expulsión de Morel Rodríguez (por foul a Montoya Muñoz) y su gente se retiró en silencio, poniendo de manifiesto la preocupación y el dolor que la situación genera.