04-05-2024
05-11-2012 | En Lavalle, Mendoza
Ejemplo de “finca recuperada”: los Cardozo trabajan y viven de la tierra
Se trata de un caso único. Se instalaron en una propiedad que fue de una empresa quebrada en los '90. Por un comodato con la Provincia, cultivan la tierra. A fuerza de solidaridad y trabajo, vencen la adversidad.
Una antena parabólica prendida de un techo de caña y barro desentona con las paredes de adobe de las cuatro casas que cobijan a los Cardozo, en Las Violetas, departamento de Lavalle. Allí se desarrolla una experiencia única en Mendoza: una gran familia adoptó una organización social capaz de trabajar una inmensa propiedad que perteneció a una empresa que en los 90 quebró y quedó en manos de los bancos provinciales. Los únicos que no cayeron en el desánimo fueron sus trabajadores. Pese a la potencia destructiva del menemismo, decidieron quedarse en ese lugar, el único lugar del mundo al que estaban arraigados.

Todos los conocen como los Cardozo, y forman la Asociación Colonia Agrícola Paramillos. El primero de ellos nació en Salta y vino a Mendoza hace muchos años. Cuando consiguió trabajo, mandó a buscar a sus parientes. Con el pasar de los años, llegaron cuatro hermanos y cuatro tíos. Hoy son 10 familias, todos Cardozo, y suman 55 personas. El más grande es Ramón y tiene 50 años; la más pequeña es Abigail, de 3 meses.

La finca tiene 92 hectáreas, pero sólo 40 son cultivables, el resto sirve para pastoreo o son campos incultos. Por ahora, sólo trabajan 15 hectáreas. Disponen del terreno gracias a un comodato que el Gobierno provincial firmó con ellos según la Ley de Arraigo. Aquí la tierra tiene un rol social, no es un negocio inmobiliario. Viven en un departamento donde 12% de los terratenientes concentran 52% de la tierra. El resto son 1.400 fincas, y la mayoría no tiene más de 20 hectáreas. Hay también 1.100 productores registrados. Desde hace años, los Cardozo reciben el apoyo y capacitación de la Dirección de Promoción Económica de Lavalle, del Ministerio de Agroindustria de la Provincia y del Ministerio de Agricultura de la Nación, cuenta el portal de noticias mendocino  "El Sol - diario on line".

El cambio posible

Cristóbal Cardozo tiene 45 años y llegó hasta séptimo grado de la escuela primaria. Es el representante nacional de las 76 organizaciones que nuclean a las familias rurales de Mendoza que, se calcula, son unas 16.000. "El cambio de nosotros era que trabajábamos con un patrón a un porcentaje mínimo que no nos era rentable como trabajadores. Entonces, en ese momento, es cuando hacemos el cambio, porque queríamos trabajar cien por cien para nosotros. Después de tanto luchar y luchar nos conformamos como asociación y ahí vimos que era posible juntarnos y hacernos socios para trabajar y ayudarnos unos a otros. Hoy ese cambio nos está resultando. Empezamos a salir a decirle a la gente, a algunos compañeros, que es posible", explicó Cristóbal.

Y agregó: "apuntamos a trabajar con el Gobierno los espacios de comercialización directamente desde el productor al consumidor. El trabajo que venimos haciendo es para que, directamente, el productor llegue al consumidor, que no haya intermediarios, porque, a veces, estos se llevan una ganancia con la que el productor no se beneficia. Ya lo hacemos con algunos barrios y a veces con la feria. Queremos trabajar con fábricas recuperadas, como por ejemplo con quienes están con la salsa de tomate. Son familias que viven de su propio trabajo y las queremos ayudar. Estamos trabajando con una que está en Kilómetro 8 e hicimos un acuerdo: producimos el tomate y ellos elaboran la salsa, esta es la idea".

La Organización
Los jefes de familia son los socios de la Asociación Colonia Agraria Paramillos. Se suman mujeres y los hijos más grandes. Los lunes siempre hacen una reunión en la que planifican el trabajo de la semana. "Todos tienen tareas y, cuando se reparte el dinero, todos tienen su paga", afirmó Francisco Cardozo, de 40 años. Tienen su propio almacén, que surte a esta comunidad familiar de los elementos básicos. Hay un gran corral con unos 200 animales: chivos, cabras, una vaca, un toro. Carnean cuando alguien necesita la carne o se distribuye convenientemente cuando hay cumpleaños o fiestas que compartir.

"Actualmente, tenemos cultivadas cebollas, tomates y pimientos, y hace un tiempo terminamos con el ajo. Hicimos una fiesta y le agradecimos como corresponde a la Pachamama", dijo Francisco. Los comienzos fueron muy difíciles, porque, si bien vivían en la finca, no disponían de agua para los cultivos hasta que llegó la ayuda del Municipio para recuperar uno de los pozos de la propiedad. Durante muchos años fueron a trabajar en otras fincas mientras preparaban su propio terreno. En una temporada trabajaron en el ajo en una propiedad cercana. Con el dinero que juntaron pudieron comprar un tractor en 38.000 pesos. Comenzaban a cambiar su propia historia.

Los sueños
Brenda está terminando la secundaria y quiere estudiar Veterinaria. Georgina desea ser, por ahora, ingeniera agrónoma. Ambas desean quedarse en la tierra de su familia. Los hijos de los Cardozo son todos menores, salvo los que ahora terminan la secundaria. Son 14 mujeres y 7 varones. A la hora del fútbol prefieren a Godoy Cruz y los domingos piden comer asado. Francisco Cardozo, como todo padre, justificó su sacrificio en medio del campo: "Nosotros les damos un impulso a ellos para que puedan estudiar pero, a la vez, que devuelvan para nosotros mismos en el campo. Vemos que hay chicos que estudian y se van y no vuelven más y pierden todo lo que nosotros estamos haciendo", resaltó.

"Lo que hacemos es por ellos. Nosotros, que somos grandes, tratamos de dejarles listo un sistema de trabajo para que ellos vivan aquí y después que sigan con sus hijos en este mismo lugar", agregó. 

Emocionado, mirando a lo lejos, Francisco, también enfatizó "como trabajador rural, esto es para nosotros lo más importante. Sabemos que tenemos que trabajar y a nosotros nos gusta esto, la tierra. No podemos ir a trabajar a otro lado, porque no nos acostumbraríamos. Nos gusta trabajar en la tierra y tener nuestros animales, vivir tranquilos. Para mí, vivir en el campo es muy lindo".