El análisis de la coyuntura política de finales de 2025 revela que la disrupción se ha convertido en la nueva moneda de cambio de la hegemonía. Sin embargo, mientras el Presidente Milei la utiliza para pulverizar la autoridad y sostener la polarización, la oposición argentina sigue sin encontrar la fórmula para transformar el descontento socioeconómico en una alternativa coherente. La pregunta clave es si la sociedad tolerará un modelo de "caos permanente" o si la "viralidad con sustancia" es el camino para un nuevo orden.

El Crucero del Caos.

Milei y la Estrategia del "Adulto Ausente".

El fenómeno Javier Milei trasciende la mera gestión; es una estrategia de comunicación política anclada en la destrucción. El concepto de "función parricida" no es una metáfora vacía: el quiebre con figuras como Mauricio Macri es la prueba de que su proyecto debe consumir a sus predecesores para subsistir. Esta táctica genera una "orfandad simbólica" que, paradójicamente, lo fortalece.

En un escenario sin un "adulto en la sala" que represente la ley y el orden compartido (la función paterna lacaniana), la política se reduce a la confrontación directa, despojando a la palabra de su poder mediador. La clave de su resurgimiento en la imagen digital (superando el 50%) está en la espectacularización: él es el show, el evento continuo.

Gobernar para la Agenda Propia. 

Milei no busca el consenso; busca la polarización extrema. Al priorizar las preocupaciones de su base (Inseguridad y Corrupción Kircherista) y renunciar a integrar la agenda opositora (Ajustes), su gestión es un motor de tensión constante. El respaldo de figuras globales como Donald Trump no es solo una foto, sino un "garante simbólico" que le proporciona una legitimidad de orden superior en su "batalla cultural" anti-progresista, compensando la ausencia de un orden interno.

El Peronismo Inacción Digital y la Trampa de la Crítica sin Proyecto.

Frente a la espectacularidad de Milei, el Partido Justicialista (PJ) se encuentra paralizado por una profunda crisis de identidad. La principal falencia de la oposición ha sido el "silencio digital" y el "corrimiento" de sus bases en las redes. Han cedido la agenda por inacción, quedando atrapados en la necesidad de criticar a Milei sin poder proyectar una figura o una narrativa de futuro.

 

La Guerra Fratricida.

Al igual que el oficialismo carece de un garante de orden, el peronismo padece una "guerra fratricida" que impide unificar el debate. La fragmentación se traduce en una incapacidad de capitalizar el descontento por los ajustes económicos, la preocupación número uno de su propia base. El PJ está cayendo en la trampa de la polarización, donde solo existe como reacción al otro, perdiendo su capacidad propositiva y de movilización en el espacio más influyente: el digital.

El Contraste de Mamdani: 

El caso de Zohran Mamdani en Nueva York ofrece un modelo crucial para la nueva política: la disrupción no tiene por qué ser caótica. Mamdani demostró que la viralidad y el carisma millennial pueden ser vehículos para un mensaje con sustancia social y económica.

 

Viralidad y Empatia.

 

Su éxito no fue solo el show, sino acoplar esa espectacularización con un mensaje hiper-focalizado y relevante (costo de vida, control de alquileres).

 Movilización Híbrida.

A diferencia de la épica digital de Milei, Mamdani combinó el éxito viral con una poderosa movilización territorial (100.000 voluntarios). Ofreció una narrativa de esperanza y optimismo que devolvió la fe en la política al voto joven.

Este modelo es la amenaza estratégica real para el oficialismo argentino, ya que demuestra que la disrupción de izquierda puede combinar estética, viralidad y un mensaje económico claro, algo que el peronismo tradicional, atrapado en su guerra interna, aún no logra articular. 

 

La Fidelidad a la Narrativa Destructiva

La erosión de la política institucional es un hecho. el escándalo o la corrupción pierden peso electoral frente a la fidelidad a la narrativa de la disrupción que promete "dinamitar el statu quo". El votante de la "nueva política" prioriza la demolición sobre la coherencia.

En este tablero, la política es la norma, pero su aplicación define el resultado. Milei utiliza el caos como fin y estrategia; Mamdani, como un vehículo hacia la organización de un orden nuevo y tangible. El desafío final para la Argentina, y su clase dirigente, ya no es vencer al "caos", sino entender que la sociedad exige disrupción.

¿Podrá el sistema argentino generar un liderazgo que devuelva el orden y el consenso sin renunciar a la demanda social de novedad y espectacularidad, o estamos condenados a la tensión permanente del "cruzado" que solo sabe gobernar para el aplauso de su base?

Román Ruiz . Consultor Político y Periodista. CEO de Pensar Consultora.