De la fonola al jukebox digital: la historia de la máquina que cambió la forma de escuchar música
26-10-2025
23-10-2025 | Vuelve la moda
De la fonola al jukebox digital: la historia de la m谩quina que cambi贸 la forma de escuchar m煤sica
Nacida en 1889 en un bar de San Francisco, la fonola evolucion贸 hasta convertirse en el jukebox, un 铆cono cultural que revolucion贸 la industria musical.

En 1889, un peque帽o bar de San Francisco llamado Palais Royale present贸 una novedad que cambiar铆a para siempre la forma en que el p煤blico escuchaba m煤sica: una versi贸n modificada del fon贸grafo de Edison que, a cambio de una moneda de cinco centavos, reproduc铆a una canci贸n grabada en un cilindro de cera.

El invento, aunque rudimentario, caus贸 sensaci贸n. La falta de amplificaci贸n el茅ctrica obligaba a los clientes a escuchar la m煤sica a trav茅s de tubos similares a un estetoscopio, que deb铆an limpiarse entre usos para evitar los restos de cera de o铆do. Pese a lo inc贸modo del sistema, el negocio fue un 茅xito: en menos de seis meses recaud贸 m谩s de mil d贸lares 鈥攅quivalentes a unos 34.000 actuales鈥 y dio origen a una fiebre de m谩quinas musicales en bares, farmacias y salones de escucha en todo Estados Unidos.

Sin embargo, la pobre calidad del sonido limitaba el repertorio a piezas potentes, como marchas de John Philip Sousa o canciones interpretadas por el silbador John Yorke AtLee. Con el avance del siglo XX, las fonolas perdieron terreno frente a los pianos autom谩ticos, capaces de llenar un local con m煤sica sin necesidad de que los oyentes se introdujeran tubos en los o铆dos.

La verdadera revoluci贸n lleg贸 en la d茅cada de 1920. En 1927, la empresa Automatic Musical Instrument Company present贸 el primer fon贸grafo amplificado y con m煤ltiples discos. Nac铆a as铆 el antepasado directo del jukebox. El t茅rmino 鈥渏ukebox鈥 se populariz贸 en los a帽os 30, inspirado en los juke joints del sur estadounidense, locales donde la comunidad afroamericana se reun铆a para bailar y escuchar m煤sica.

Por primera vez, la m煤sica era realmente 鈥渁 demanda鈥: por unas monedas, cualquier cliente pod铆a elegir su canci贸n favorita en un equipo de sonido de calidad superior al que ten铆a en casa. La industria discogr谩fica comprendi贸 r谩pidamente el potencial del nuevo medio y comenz贸 a producir grabaciones pensadas para las barras y caf茅s de la era posterior a la Prohibici贸n. Polcas, swing y big bands dominaron los repertorios, lanzando a la fama a artistas como Glenn Miller y sentando las bases del country, el rhythm & blues y el rock and roll.

Seg煤n un art铆culo de Smithsonian Magazine, hacia los a帽os cuarenta, los operadores de jukeboxes representaban la mayor parte de las ventas de discos. Sus m谩quinas, equipadas con medidores, les permit铆an registrar qu茅 canciones eran m谩s populares en cada zona, combinando 茅xitos nacionales con temas locales o de g茅neros marginales 鈥攃omo el blues o la m煤sica rural afroamericana鈥 que rara vez sonaban en la radio, pero encontraban oyentes fieles en los bares.

En plena Segunda Guerra Mundial, las jukeboxes se transformaron en una fuente vital de entretenimiento en bases militares y cantinas de soldados. Algunos equipos fueron donados por los propios fabricantes, mientras empresas como Wurlitzer adaptaban sus f谩bricas para producir armamento.

Tras la guerra, las jukeboxes se reinventaron con dise帽os coloridos y estilizados, como el c茅lebre modelo Wurlitzer 1015 鈥淏ubbler鈥, lanzado en 1946. En los a帽os cincuenta, se convirtieron en s铆mbolo de la cultura juvenil: en los diners, los adolescentes pod铆an elegir sus canciones de rock and roll con la misma facilidad con que ped铆an una hamburguesa o un batido. La din谩mica de 鈥溍﹛ito tras 茅xito鈥 inspir贸 el formato de la radio Top 40, que definir铆a la programaci贸n musical de las siguientes d茅cadas.

El auge comenz贸 a declinar a partir de los setenta, desplazado por los equipos de alta fidelidad, la televisi贸n y las radios port谩tiles. En 1982, la prensa estadounidense anunciaba la 鈥渕elod铆a que se apaga鈥: el n煤mero de jukeboxes hab铆a ca铆do a menos de la mitad respecto de los a帽os cincuenta, mientras los videojuegos dominaban el entretenimiento de monedas.

Pero el esp铆ritu de la fonola sobrevivi贸. Hoy, los jukeboxes digitales siguen presentes en bares y restaurantes, conectados a cat谩logos infinitos en l铆nea. Y la idea que los vio nacer 鈥攐frecer al p煤blico una selecci贸n musical colectiva, pagada o no鈥 sigue marcando el pulso de nuestra vida sonora cotidiana. NA