Cada año 15 millones de personas sufren un ACV: señales de alerta y prevención
23-08-2025
20-08-2025 | SALUD
Cada año 15 millones de personas sufren un ACV: señales de alerta y prevención
Especialistas advierten sobre la importancia de conocer los factores de riesgo, identificar los síntomas y actuar con rapidez para salvar vidas y reducir secuelas.

El accidente cerebrovascular (ACV), también conocido como stroke, es una condición neurológica aguda que ocurre por una alteración en la circulación de la sangre en el cerebro, provocando daño en sus estructuras. Existen dos tipos principales, el isquémico, que representa más del 80% de los casos) o el hemorrágico, y representan la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Cada año 15 millones de personas sufren un ACV: cinco millones fallecen y otros cinco millones quedan con discapacidad permanente. (1)

La Dra. Margarita Guiñazú, Jefa del Servicio de Neurología en Clínica Santa Isabel, subraya que “la prevención primaria —antes del primer evento— y la secundaria —tras un ACV previo— son esenciales para disminuir la incidencia y gravedad de esta enfermedad”. Entre las principales medidas para reducir el riesgo, la experta menciona el control estricto de la hipertensión arterial, una alimentación saludable, actividad física regular, abandono del tabaco, moderación en el consumo de alcohol, control del colesterol y la diabetes, así como el tratamiento de enfermedades cardíacas y de la carótida. También destaca la importancia del sueño reparador y el manejo del estrés.

“Tiempo es cerebro”, enfatiza Guiñazú, al explicar que en casos de ACV isquémico existe una ventana de pocas horas para administrar medicamentos que actúen sobre la oclusión. Por eso, ante síntomas como dificultad para hablar, alteraciones visuales, debilidad o adormecimiento en el rostro, brazos o piernas, pérdida súbita del equilibrio, vértigo, mareos o dolor de cabeza intenso y repentino, la indicación es acudir de inmediato a una guardia de alta complejidad y no esperar a que los síntomas desaparezcan.

El tratamiento del ACV requiere un abordaje multidisciplinario desde el inicio, con emergentólogos, neurólogos, terapistas, internistas y, en algunos casos, neurocirujanos. Tras la etapa aguda, la rehabilitación puede incluir fisiatría, kinesiología y fonoaudiología, siempre con el apoyo fundamental de la familia, amigos, y cuidadores. “Lo más importante será siempre el paciente, con su esfuerzo y tesón para atravesar una circunstancia dolorosa e inesperada, pero que tiene múltiples opciones de tratamiento y recuperación”, concluye la especialista.

Si bien el ACV representa un gran desafío para la salud, la mayoría de sus factores de riesgo son controlables, ofreciendo a cada persona la oportunidad de reducir su impacto y mejorar la recuperación.